ANDARES POLÍTICOS: 2020, más que una lección pandémica

Benjamín TORRES UBALLE

Esta es la última colaboración del año 2020. Sin duda, la más difícil de escribir. Recordar los sucesos tan dolorosos, crudos en grado superlativo, que llegaron con la pandemia de covid-19, estrujan el alma. Lo más sensible de recordar son los más de 118 mil muertos que reconoce el gobierno. Pero también duele mucho la gente que perdió sus trabajos y con ello la necesaria fuente de ingresos.

Una serie de dramas profundos se viven en cada familia que perdió a un integrante a causa de la covid. El golpe es brutal; desde el calvario para internar al enfermo en alguna institución de salud pública, incluido el IMSS e ISSSTE, hasta la angustia de no poder visitarlo en ese proceso y al final el golpe impío de no poder velar el cuerpo, de no poder sepultarlo de acuerdo al deseo familiar.

Lo sucedido en 2020 es inédito: luchar contra un depredador silencioso e invisible que sacudió a la humanidad; la muerte acechando en el lugar menos esperado y muchas veces a través de quien menos esperamos. Por ello, el mundo, la casa que hemos descuidado y agredido con enfermizo afán, ya no será igual después de la pandemia, y no será igual porque se dado una gran metamorfosis.

Quizás la principal lección pandémica que ha dejado el pernicioso microorganismo es recordar al hombre en general su enorme fragilidad. Parece una enseñanza cargada de crueldad de la que nadie está exento. No obstante, algunos insisten en retarla con una inmoral soberbia que ofende y daña.

Hay que decirlo: la sociedad es responsable, en mayor o menor grado, de que la pandemia haya cobrado a nivel mundial, hasta la mañana de este domingo, la vida de 1 millón 691 mil 092 seres humanos y 76 millones 699 mil 314 contagios. Empero los gobiernos son los grandes culpables con sus decisiones erróneas para frenar y controlar los contagios, ahí están ejemplos irrebatibles de lo que ha sucedido en Inglaterra, Francia, España con rebrotes cada vez más virulentos.

México es uno de los pésimos ejemplos de cómo se ha manejado la estrategia en la crisis por el SARS-CoV-2. Los 118 mil fallecidos son muestra contundente de la incapacidad gubernamental que desde el inicio restó importancia y ha dado tumbos durante los nueve meses. El error más gigante que ha cometido la administración federal, es desdeñar la dimensión de los que se nos venía encima; el segundo es haber colocado al frente de su estrategia, a un bufón servil, cuya claridad para equivocarse en todos sus pronósticos y adular al señor presidente es inigualable.

Queda claro que en la república mexicana se impuso la farsa, la charlatanería, la demagogia, la ineptitud y los intereses políticos antes que los criterios científicos y la sensatez. El resultado de ese coctel populista aderezado con una dosis generosa de ignorancia son los miles de muertos en el país y el infernal repunte que inició hace semanas el cual llevó de regreso al semáforo rojo epidemiológico al Valle de México con las severas consecuencias para todos.

No se trata de repartir culpas, pero tampoco de voltear la vista hacia otro lado, cada uno de nosotros debe asumir su responsabilidad y corregir el rumbo para frenar el desastre que estamos padeciendo. Es inadmisible que, pese a las evidencias incontrovertibles, haya quienes aún duden de la existencia del mortal virus o que otros necios se resistan al uso del cubrebocas; incluso, que otros peores organicen fiestas. Pero mientras las autoridades sigan sin hacer su trabajo y continúen con actitud timorata, la gente seguirá con tumultos en las calles y sin respetar las medidas sanitarias.

Si la esperanza es que pronto llegará una vacuna que nos hará inmunes contra la nueva cepa del coronavirus, debemos esperar cómodamente sentados un largo tiempo. El gobierno nos ha dicho en días recientes lo que, en nuestro hartazgo, desesperación y anhelo de volver a la alorada normalidad, queremos oír. Quienes hoy tienen las riendas del país, son políticos y se comportan como tales, por lo tanto su prioridad no es la ciudadanía, es lograr sus objetivos políticos, nada más.

Así que no queda sino cuidarnos al máximo, pues lo único seguro es que nadie más lo hará por nosotros.

STATU QUO

El autor de esta columna se tomará unos días que urgen para ver series, leer un poco, escuchar mucha música y simplemente sentarse embobado a ver a su mujer y las muchas plantas que hay en casa (más plantas que casa); también, para hacer bastantes videollamadas a mi amigo Castruita y comer, comer y comer.

Felicidades a todos. Gracias por el tiempo para leer mis colaboraciones y sus críticas. Que el 2021 sea mejor en todos los sentidos. Nos vemos el 4 de enero si el todopoderoso no decide otra cosa.

@BTU15

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