*.- Que la PGR investigue el asesinato de los perredistas
Rosy RAMALES
Hace como quince días coincidimos en un evento social Carlos Martínez Villavicencio, precandidato perredista a la diputación federal por Tlaxiaco; Carol Antonio Altamirano, dirigente estatal del PRD, y, entre otros, Alejandro López Jarquín, Secretario de Desarrollo Social y Humano. Fue un viernes por la noche, de amena platica en una de las tantas mesas dispuestas para los invitados.
Carlos se veía muy contento. En breve plática comentó ir muy bien en dicho distrito electoral respecto de la definición de la candidatura, entre el PRD y el PT dado el convenio de coalición entre ambos partidos políticos.
En algún momento hasta se unió a la broma que alguien del grupo gastaba en torno a una fotografía de Rey Morales Sánchez donde aparecía en una especie de mitin donde había acaso diez personas y un perrito. “Y que conste, el perrito no era acarreado”, dijo uno de ellos y todos soltaron la carcajada.
Carlos vestía su clásica chamarra y reía como un chiquillo cuando hace travesuras. Incluso, los de la mesa reíamos a carcajadas porque Carol se vio obligado a entablar plática con un personaje político muy polémico.
Nadie imaginaría el destino de Carlos Martínez días después. En los corrillos perredistas dicen que nunca comentó tener problemas o amenazas de alguna naturaleza. Ni siquiera cuando abandonó al PRI para ingresar a las filas del PRD, siendo diputado local, en la misma Legislatura en que también lo fue Carol, con quien hizo buena amistad.
Su asesinato y el asesinato de Fidel Ernesto López Nelio y de Bernardo Bautista, realmente consterna a la clase política oaxaqueña. Los asesinos ejecutaron su acción con una saña sin cuartel. Según informes, vaciaron doce balas sobre el cuerpo de Carlos Martínez, a quien generalmente se le veía como una persona muy tranquila.
¿Qué debía? Ninguna deuda debe saldarse con la vida humana. ¿El móvil es político? ¿Tiene que ver con la precandidatura? Eso tendrá que determinarlo la autoridad correspondiente. Los perredistas están solicitando que la Procuraduría General de la República (PGR) atraiga el caso, porque en el asesinato fueron usadas armas de alto poder, AK-47. Cosa que hace suponer que los asesinos no son novatos.
¿LA PGJE TIENE LA CAPACIDAD PARA INVESTIGAR?
Y hacen bien en pedir la intervención de la PGR, porque quien sabe si la Procuraduría General de Justicia del Estado tenga la capacidad para investigar un crimen de tal naturaleza y, en consecuencia, dar con los responsables. Aunque no se duda de la capacidad del Procurador, Joaquín Carillo, pero sí de la falta de autoridad del mandatario, quien tampoco se deja ayudar.
Si el gobernador fuese priista, por menos de los hechos violentos ocurridos en Oaxaca, los partidos de izquierda y de derecha ya hubiesen exigido su salida.
Los perredistas sobre todo, ya hubiesen marchado hacia la Ciudad de México o se hubiesen puesto en huelga de hambre frente a Palacio de Gobierno en demanda de la dimisión del mandatario o, cuando menos, en demanda del restablecimiento del orden y la paz.
Vamos, en estos momentos el gobernador en turno ya habría sido responsabilizado del asesinato de los perredistas.
Evidentemente, Gabino Cué no es responsable del asesinato de los líderes sociales.
Pero sí es responsable de la inseguridad y de la violencia en nuestra entidad. Claro, tampoco puede poner un guardia a cada ciudadano. Sin embargo, bastaría con ejercer la autoridad.
Pero Oaxaca cada vez se torna como una tierra sin ley.
¿Por qué izquierda y derecha lo consienten tanto?
Porque forman parte del gobierno de coalición (de facto). Y no se dan cuenta de cómo la paz, la tranquilidad y la estabilidad en nuestra entidad se han descompuesto.
Ciertamente, Gabino Cué no puede remediarlo todo. Pero mucho haría si ejerciera la autoridad que le fue conferida en las urnas electorales.
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