¿Por qué el PRI continúa como la fuerza política que a nivel nacional tiene la mayor preferencia electoral?
Prácticamente todas las encuestas publicadas y levantadas en abril o mayo dan al PRI una intención de voto que está entre 31 y 33 por ciento.
Si se suma la intención de voto por el PVEM, que está entre 6 y 9 por ciento, se observa un escenario que podría dar a esta alianza de 37 a 42 por ciento de los votos el 7 de junio, en caso de que las cosas no cambiaran de manera relevante.
Consulta, de Roy Campos, presenta en su más reciente estudio escenarios de composición de la Cámara de Diputados y estima que entre el PRI y el Verde podrían tener entre 230 y 250 diputados en la próxima legislatura.
Regreso entonces a la pregunta. ¿Por qué existe esa intención de voto y no hay un mayor voto de castigo al PRI?
En las conversaciones de café con frecuencia aparece el tema de que la economía está mal.
Hay cifras que muestran que al revés, quizás precisamente la situación económica sea uno de los factores que explica esa –para algunos- sorpresiva intención de voto.
Veamos algunos datos.
Entre abril de 2014 y el mismo mes de 2015 se generaron 765 mil 948 nuevos empleos formales.
Ignoro en que medida son nuevos empleos y en qué medida corresponden a la formalización de empleos existentes, pero en cualquier caso, el hecho es positivo.
La tasa de crecimiento es de 4.5 por ciento y es prácticamente similar a la que tuvimos en 2012 cuando la economía creció 4 por ciento, a pesar de que hoy crece menos.
Y hay otro factor a tomar en cuenta.
El salario real del sector formal de la economía en el mes de abril creció 1 por ciento.
Hay una combinación de un leve crecimiento del poder de compra de salario con una recuperación robusta del empleo. Eso no había ocurrido en años anteriores.
Incluso, el incremento de precios de algunos alimentos como pan y tortillas, que se había hecho presente con fuerza en otros momentos, en los doce meses previos a abril fue apenas de 0.65 por ciento.
En algunos rubros hay claras caídas, como la de 1.5 por ciento en el costo de la electricidad doméstica según el INEGI, o de 13 por ciento en el servicio telefónico.
Va otro dato que también puede sorprender. Si, como dicen los pronósticos del sector privado en este año, crecemos en 2.88 por ciento, habremos crecido en 6.5 por ciento en la primera parte del sexenio.
En los primeros tres años del gobierno de Calderón caímos -0.3 por ciento y en los primeros tres años del gobierno de Fox, el crecimiento fue de 0.9 por ciento.
Obviamente estamos lejos de lo que requerimos para mejorar los niveles de vida en forma adecuada, pero los datos puestos aquí nos dicen que la economía no está “tan mal” como a veces se cree.
Es cierto que las condiciones económicas no son el único factor que influye en el voto, pero, como alguna vez lo dijo Clinton: “¡es la economía, estúpidos!”, subrayando que a la mayor parte de la gente, sobre todo a la gente común, es la situación de su bolsillo y de su mesa, uno de los factores determinantes de la intención de voto.
(FUENTE: EL FINANCIERO /Suscripción)