Rosy RAMALES
Las iniciativas del paquete anunciado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, no son del todo descabelladas, a pesar de cualquier trasfondo y de la imposibilidad para aprobarse en la presente Legislatura del Congreso de la Unión a falta de mayoría calificada salvo que Morena logre reunirla con legisladores de oposición.
Y no todas son descabelladas.
Por ejemplo, las comprendidas en materia político electoral: Reducir el porcentaje de participación ciudadana para hacer vinculante la consulta de revocación de mandato, reducir las prerrogativas de los partidos políticos, eliminar diputaciones y senadurías plurinominales, y desaparecer los Organismos Públicos Electorales (OPL).
Salvo que las personas juzgadoras y consejerías electorales sean electas mediante voto popular (estos sí son planteamientos descabellados), las demás propuestas valdría la pena por lo menos echarle un ojito por parte de las y los actuales legisladores del Congreso de la Unión, quien quita que salga algo bueno.
Como decía la canción interpretada por Pedro Infante en la película “Dos tipos de cuidado”: ‘Hay que mezclar bueno y malo a ver si sale algo que sea regular’.
Incluso revisar la propuesta de desaparecer organismos autónomos como la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece); el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
Revisar qué funciona y qué no. Desaparecer a los organismos de plano infuncionales; y los otros reformarlos para mejorarlos endureciendo normas operativas, reduciendo burocracia y exigiendo requisitos de elegibilidad más estrictos a las personas integrantes, así como establecer sanciones por conductas indebidas por parte de éstas.
Revisar y mejorar. Claro, si hubiese voluntad de Morena y de la oposición. Pero como el proceso electoral se encuentra en plena marcha casi para entrar a la campaña electoral, todo se reduce a acusaciones mutuas sobre los fines de ambas posturas para sacar raja política aprovechando la coyuntura electiva.
Seguramente el paquete de iniciativas será tema de campaña electoral, en pro y en contra; porque además incluye temas como salario mínimo, pensiones y Guardia Nacional. Y cada tema da para mucho análisis y debate.
En cuanto a la reducción de las prerrogativas de los partidos políticos y a la eliminación de los senadores y diputados plurinominales, lástima que se piense que tales propuestas tienden a desaparecer a la oposición cuando podría ser al contrario: Que provoquen el crecimiento de una oposición fuerte sin la tentación de vivir como partidos satélites.
La reducción de prerrogativas sobre todo la de financiamiento público ordinario anual y de campaña, es bastante discutible, pero puede plantearse modificar la fórmula para calcular el financiamiento a menos costo para la ciudadanía sin afectar a los partidos. Se puede.
Y a la par confeccionar mecanismos de fiscalización y de contraloría interna más rigurosos para evitar que los recursos públicos destinados a los partidos políticos terminen financiando la dulce vida de las personas integrantes de las dirigencias nacionales y locales.
Sigue sucediendo a pesar de las normas de control, generalmente en viáticos, gastos de representación (comidas) y contratación de personal, porque cargan en estos conceptos viajes de placer, comidas familiares y el sueldo del personal de servicio de su casa.
La eliminación de senadurías y diputaciones plurinominales, si en la nueva iniciativa viene como planteó AMLO en su “Plan A” de reforma electoral, no es descabellada: Desaparecería lo que estamos viendo en este momento: Listas de élite, puro dirigente con sus allegados.
La anterior iniciativa planteaba elegir senadurías y diputaciones mediante un solo principio: Representación proporcional, pero no por lista, sino todos votados en las entidades federativas. Se obligarían a hacer campaña. Planteaba incluso un reparto mediante una fórmula similar a la actual aplicando también el resto mayor, lo cual beneficiaría a los partidos minoritarios según su número de votos.
Un sistema electoral basado en un solo principio puede hacer más competitivas las elecciones.
Por otra parte, no es mala idea desaparecer los OLP (institutos estatales electorales), si se considera que no son como los concibe la Constitución: Órganos independientes y autónomos, porque el Instituto Nacional Electoral (INE) ejerce un estricto control sobre los mismos y ejerce diversas funciones de los organismos locales.
Los OPL hasta parecen apéndices del INE, casi casi una Junta Local del INE que solo tienen que operar programas y lineamientos del INE.
El exceso de atribuciones del INE sobre los OPL (por no decir injerencia) prácticamente anula el espíritu del federalismo. Hay una tendencia de centralización de la función electoral. Así que la iniciativa de AMLO solamente la concretaría.
Ello amén del ahorro de recursos por la doble función.
Es un tema apasionante, que da para mucho. Habrá que esperar a ver cómo viene la iniciativa de AMLO en su nuevo paquete.
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