Rosy RAMALES
Como dice la canción de Álvaro Carrillo “sabrá Dios” el fondo del conflicto, pleito, entre el petista Benjamín Robles Montoya y Salomón Jara Cruz, gobernador de Oaxaca.
Fue evidente en el debate entre candidaturas al Senado, organizado por el INE-Oaxaca.
Ahí, la postura de Benjamín, candidato del PT, no fue de un contrincante dentro de la misma “Cuarta Transformación”, sino de total oposición al candidato de Morena, Antonino (Nino) Morales Toledo. Para pegarle a éste, se fue duro en contra de Salomón como gobernador, y viceversa.
Ni siquiera arremetió duro en contra de Laura Estrada Mauro, candidata del PVEM, quien contiende por el segundo lugar en la elección para obtener la senaduría de primera minoría, la cual representa el “Plan C” de la 4-T, y que sería el escaño a buscar por Benjamín, considerando que cuando Mario Delgado anunció las candidaturas de mayoría de Morena para Oaxaca también anunció la de Benjamín por el PT como “Plan C”.
Entonces parece que Benjamín en realidad busca ganar la elección de mayoría; o sea, ganarle a Antonino; o quizá pretende generar una percepción en la ciudadanía que la elección se ha cerrado entre ambos, y por tanto la pelea es entre ambos.
¿Y con qué propósito? Es incierto. Pero siendo Benjamín extremadamente combativo, no se descarte su intención de alegar fraude electoral e impugnar la elección para tirar a Antonino. Tal vez el mismo plan sea respecto de Laura Estrada en un escenario en que ella quede en segundo lugar y en consecuencia obtenga la senaduría de primera minoría.
Los resultados del próximo 2 de junio marcarán la ruta de cada candidato, candidata, partido político. Pero si Morena gana las elecciones de manera contundente, con una diferencia de dos o tres a uno respecto del PT, no habrá manera de tumbarles al triunfo Antonino y a Luisa, salvo en un escenario de violencia generalizada o algo por el estilo.
Incluso, para pedir la nulidad de una elección por causales constitucionales, se requiere una diferencia mínima del 5% entre el primero y segundo lugar. No es tan fácil. No obstante, la elección puede ponerse a ojo de hormiga sobre todo por el caldeado ánimo de los competidores.
En fin.
¿POR QUÉ EL PLEITO?
Como decimos párrafos arriba, sabrá Dios, pero en círculos políticos cuentan que los desencuentros entre Benjamín y Salomón vienen desde hace tiempo, y ahora se entrelazan resentimientos derivados de circunstancias como las siguientes:
En el 2016, en la elección de gobernador, los respectivos partidos políticos acordaron medir a Benjamín como candidato del PT y a Salomón como candidato de Morena, y quien fuera a la zaga declinaría por el otro. Pero Benjamín se negó a declinar. Que si hubiese declinado, Salomón Jara hubiese ganado la elección con los 374,826 votos de Morena y los entonces 178,809 votos del PT.
(Por cierto, si en el 2016 el PT fue capaz de obtener 178,809 votos, ¿por qué en elecciones subsiguientes en demarcación estatal su votación ha sido menor? Por ejemplo, en la elección al Senado del 2018, el PT obtuvo 122,476 (en coalición con Morena), y en la elección de gobernador del 2022 aportó 54,931 votos.)
En el 2022, tras la elección de gobernador, la coalición Morena-PT-PVEM-PUP, que postuló a Salomón Jara, tenía que cumplir con la fiscalización, pero el PT se tardó en entrarle con su parte de recursos.
En el 2022, también tras la elección de gobernador, Benjamín pretendía realizar foros en la entidad para adelantar la elaboración del Plan Estatal de Desarrollo, pero sin la autorización previa del entonces gobernador electo, quien finalmente no quiso.
A tales circunstancias, suménle el que rumbo a la próxima elección, Benjamín pretendía la candidatura al Senado por Morena siendo del PT y sin mediar coalición entre ambos partidos políticos o por lo menos un acuerdo de palabra.
Seguramente Benjamín se sintió porque no encontró el respaldo de Salomón Jara para convertirse en el candidato a senador por Morena, quien impulsó la postulación del morenista Antonino Morales. Pero incluso hasta donde se sabe, también fue una decisión de la candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, que cada partido llevara su propio candidato.
Y más se habrá sentido cuando la morenista Laura Estrada queda como candidata al Senado por el PVEM como otra opción para concretar el “Plan C”, impulsada por el grupo del partido guinda en el poder local.
En Morena no es como en los mejores tiempos del PRI, donde los gobernadores tenían manga ancha en la decisión de candidaturas federales, salvo las reservadas por la cúpula nacional. En Morena la decisión de los gobernadores queda sujeta al aval nacional, y si van en coalición, al aval de las cúpulas de los partidos coaligados.
Entonces Benjamín también debería estar enojado con los líderes nacionales de Morena, PT y el PVEM, que no respaldaron suficientemente su deseo de ser el candidato de Morena al Senado, ni se opusieron a la postulación de Laura vía PVEM.
Ahora si pretendía ser el candidato de Morena, se hubiese mudado a Morena como lo hizo Alejandro Murat. O al menos lo hubiera acordado de buena manera. Pero arrebata, se confronta, rivaliza y hasta persigue políticamente como lo hizo con Gabino Cué.
Cómo pretender el respaldo de Salomón Jara si en otros momentos, éste no encontró el respaldo de Benjamín.
En fin, a ver en qué termina la historia.
NO ASISTIERON
La ley no obliga, pero era importante la participación del candidato de Morena, Antonino Morales Toledo, y de la candidata del PVEM, Laura Estrada Mauro, en el debate entre candidaturas al Senado organizado por el INE-Oaxaca. Pero no asistieron.
La ciudadanía que vio el debate (quien sabe cuánta) se quedó con las ganas de conocer las propuestas de él y de ella. Aunque a decir verdad, el tiempo tan limitado no permitió que las personas candidatas que asistieron desarrollaran los temas.
Y seguramente no fueron porque serían el tiro al blanco, sobre todo Antonino como puntero; luego Laura por buscar el segundo lugar. Todos les iban a tirar sin piedad, que de todos modos lo hicieron, pero sin el efecto de cuando se presencia el golpeteo.
Y es que en la lógica política, en una contienda electoral el que pega, pega para restar puntos al más cercano competidor con él ánimo de alcanzarlo y hasta rebasar en la preferencia electoral.
LAENCUESTA.MX
Se los dijimos, que mientras más se aproxime el día de la jornada electoral, iban a proliferar las encuestas. Lógicamente, todos quieren saber cuáles son las tendencias en la preferencia electoral.
LaEncuesta.mx sacó un estudio demoscópico nacional sobre la elección al Senado de la República, y en el caso del estado de Oaxaca arroja los siguientes porcentajes:
Para Antonino Morales y Luisa Cortés de Morena, el 43%; para Griselda Galicia y Abigail Vasconcelos del PAN, el 18%; Carmelita Ricárdez y Adolfo Romero del PRI, 8.5%; Lura Estrada y Roberto Pérez, del PVEM, 7.7%; Daisy Ortiz y Tomás Basaldú del PRD, 6.5%; Benjamín Robles y Karla Jiménez del PT 5.7%, y 4.4% para Carolina Aparicio de MC.
El resultado es distinto al de estudios de otras casa encuestadoras, la única coincidencia es en las candidaturas puntero: Morena.
En esta encuesta, levantada del 4 al 5 de mayo, las candidaturas panistas se sitúan en el segundo lugar para la senaduría de primera minoría.
En el círculo político lo que se dice es que el segundo sitio está muy peleado entre el PRI, el PT y PVEM.
Ya falta poco para la encuesta definitiva: El 2 de junio.
***