Rosy RAMALES
Ciertamente, como dice la diputada Dennis García Gutiérrez, presidenta de la Comisión Permanente de Mujeres e Igualdad de Género, el derecho de amamantar no solo constituye un acto de amor, sino también de nutrición y un vínculo entre la madre con la o el bebé, el cual merece respeto, protección y condiciones dignas.
Por tanto, es un acierto la recién inaugurada sala de lactancia en el Congreso, que el presidente de la Junta de Coordinación Política, Benjamín Viveros Montalvo, tuvo a bien mandar a instalar y a equipar con todo decoro para mamás y lactantes.
Sin embargo, el lugar donde se instaló la sala de lactancia no es el más idóneo. Se encuentra ubicada saliendo del Salón de Sesiones del Pleno, por la puerta lateral derecha, casi frente a ésta y sobre el pasillo que conduce a la cocina y los baños de diputados y diputadas; el espacio era una pequeña sala para que las personas legisladoras pudieran atender cualquier asunto sin alejarse tanto del Salón durante las sesiones.
El espacio estaba desaprovechado porque en realidad las personas diputadas se salen de la sesión para ir a sus cubículos o a cualquier parte. Así lo hacían Legislatura tras Legislatura, sin que la actual sea la excepción, aunque en esta Legislatura la práctica ha disminuido y, al parecer también ha mermado la costumbre de pasar lista y ausentarse.
Por cierto, en la sesión del miércoles pasado uno de los exhortos fue aprobado con 33 votos a favor y cero en contra. Son 42 diputadas y diputados. ¿Y el resto?
Retomando el tema. La ubicación de la sala de lactancia es idónea para las diputadas en días de sesión, porque les queda a unos pasos del Salón plenario. Pero no es idónea para las mujeres trabajadoras del Congreso, porque tienen que atravesar todo el patio para llegar al edificio donde se encuentra la sala de lactancia, edificio que generalmente permanece cerrado en los días que no hay sesión; suponemos que ahora permanecerá abierto.
Incluso, la sala de lactancia se encuentra pasando una puerta de cristal instalada en la reciente remodelación; puerta que en días de sesión se encuentra custodiada para permitir el paso solo y exclusivamente a diputadas y diputados hacia un acceso específico al Salón del Pleno legislativo, a la cocina o a los baños de las personas diputadas, y ahora a la sala de lactancia y a una Sala Presidencial de nueva creación, contigua una de la otra.

Se imaginan cuando la sala de lactancia esté concurridísima de diputadas que amamantan y trabajadoras que amamantan y de bebés inquietos porque las mamás diputadas o las mamás trabajadoras no los amamantan pronto, máxime si son mamás trabajadoras que necesariamente tienen que atravesar todo el patio para llegar a la sala de lactancia.
Tal vez la sala de lactancia fue planeada inicialmente para las mamás diputadas y sus respectivos bebés. Primero porque se encuentra juntito a la Sala de Sesiones en un área de acceso exclusivo para diputadas y diputados solamente abierto en días de sesiones, luego porque la sala de lactancia es muy pequeña, apenas caben un sofá y dos sillones dispuestos en batería, lo mismo que los muebles indispensables para las tareas de lactancia.
Quizá para que no se viera como privilegio para las diputadas que amamantan, de última hora se dijo que la sala de lactancia también es para las madres trabajadoras que amamantan. O quizá sí fue planeada para todas con todos los inconvenientes de su ubicación.
La ubicación ideal podría ser quizá ese edificio que inicialmente fue restaurante y luego gimnasio de las personas diputadas y que terminó en gimnasio común porque fue harto criticado el privilegio para las y los legisladores de aquella Legislatura de mayoría priista que quiso darse ese gustito.
Aunque en días de sesión quedaría muy lejos para las diputadas.
En fin, la intención es buena: Una sala de lactancia para diputadas y trabajadoras que amamantan.
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