Rosy RAMALES
Con la asunción, este lunes, de las personas juzgadoras electas por primera vez mediante voto popular, se materializa la llamada Cuarta Transformación en el Poder Judicial de la Federación (PJF).
¿Para bien? ¿O para mal? Es incierto.
Pero empiezan las funciones de una Nueva Corte, de dos magistraturas de la Sala Superior y de 15 magistraturas de Salas Regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), de 464 magistraturas de Circuito, y de 386 juzgadores (as) de Distrito; así como el estreno de un Tribunal de Disciplina Judicial compuesto por cinco magistraturas.
Descontando los cargos pendientes por haberse ido a elecciones extraordinarias.
Prácticamente todas las personas juzgadoras electas el 1º de junio llegan marcadas por el fantasma de un fraude electoral vía la operación “acordeón”, aún cuando las autoridades competentes hayan validado la elección por falta de pruebas contundentes o por alguna causa legal para no estudiar el fondo del asunto.
Así que el primer reto inmediato es la legitimación en los hechos.
Principalmente por parte de la Nueva Corte, cúspide de la pirámide del PJF, y que presidirá un indígena de la mixteca oaxaqueña: Hugo Aguilar Ortiz, quien, a decir verdad, nunca hubiera tenido la oportunidad en el diseño anterior o en un gobierno del PRI o del PAN.
Suena a 4-T. Pero es realidad. De entrada, porque Hugo Aguilar desde hace mucho tiempo se identifica con la izquierda (incluso fue asesor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional).
Pero el hecho de ser indígena y de tener una formación de izquierda, no son varitas mágicas para el desempeño de la función como lo exigen y esperan las personas que habitan este país: Una función de excelencia en la impartición de justicia, en respetar y hacer respetar la Constitución Política.
Porque la Corte es el tribunal constitucional, la guardiana de la Carta Magna.
Claro, no depende solamente de Hugo Aguilar, sino del Pleno de la SCJN, que a partir de este lunes se integrará con nueve ministros y ministras (ya no once): Sara Irene Herrerías Guerra, Arístides Rodrigo Guerrero García, Irving Espinosa Betanzo, Giovanni Azael Figueroa Mejía, María Estela Ríos González, Loretta Ortiz Ahlf, Yasmín Esquivel Mossa, Lenia Batres Guadarrama y el ministro presidente.
Una integración paritaria por primera vez en la historia del máximo tribunal del país, que son de las cosas buenas de la Reforma Judicial, cuya segunda parte se instrumentará en concurrencia con las elecciones intermedias del 2027.
Las miradas están puestas en la Nueva Corte.
La camada de ministras y de ministros electos (haya como haya sido) por primera vez mediante voto popular, a partir de hoy tienen en sus manos no solamente su reputación, sino también la integridad de la Constitución y la esperanza de mexicanas y mexicanos que creen en que pueden darle un nuevo rostro a la impartición de justicia constitucional.
LARGO DESFILE EN EL SENADO
Estará largo el desfile de personas juzgadoras en el Senado de la República para la toma de protesta respectiva. En una sesión solemne, se prevé primero la asunción de ministras y de ministros de la Nueva Corte, a alrededor de las 19:30 horas.
De ahí a lo largo de varias horas y hasta las 23:00, protestarán el cargo el resto de personas juzgadoras: Magistraturas electorales, magistraturas del TDJ, magistraturas de Circuito y juzgadores (as) de Distrito.
Imaginen a niños con juguete nuevo, aunque quién sabe si con plena conciencia de la tarea que les espera.
Y SIN NOROÑA
Se acabó el reinado…perdón, el periodo del polémico Gerardo Fernández Noroña como presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República; Laura Itzel Castillo Juárez, ahora lo releva para el Segundo Año legislativo.
Ah, qué respiro para la Cámara Alta.
Laura Itzel seguramente elevará el nivel de conducción de las sesiones del Senado, o cuando menos va a influir en la disminución de bravuconadas.
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