El abrevadero de Salomón: Corrupción, fractura política e incompetencia; hartazgo social al limite.

Salomón Peregrino

“El camino de los malos es como una densa oscuridad: ellos no saben dónde van a tropezar”.

Este Lunes 13 de Abril, un grupo de personajes diverso, principalmente del ámbito político, ha solicitado ante el Instituto Nacional Electoral que contabilice su petición de referéndum para exigir la renuncia del presidente Enrique Peña Nieto, como un incidente electoral durante la jornada del próximo 7 de Junio.

Entre los organizadores de la campaña se aprecian a: Manuel Bartlett Díaz, Jaime Cárdenas García, Tatiana Clouthier Carrillo, Javier Corral Jurado, Mario Delgado Carrillo, Alfonso Durazo Montaño, Gerardo Fernández Noroña, Layda Sansores San Román, Alejandro Solalinde Guerra, Daniel Giménez Cacho, entre otros más.

Basta observar la tendencia ideológica y la pertenencia partidista de todas y de todos los que están dando inicio a esta campaña negra en contra de Peña Nieto, para poder interpretar lo más adecuadamente posible el objetivo que pretenden consolidar mediante sus acciones.

El efecto esperado, cual virus letal, fue inmediato; presentará un alto nivel de contagio y resultará prolongado erradicarlo.

“Estamos proponiendo un ejercicio ciudadano de revocación del mandato del presidente Enrique Peña Nieto. Ante la negativa y la inoperancia de los cauces institucionales previstos en la Constitución para que los ciudadanos podamos participar en la toma de decisiones a tráves de las consultas populares, hemos decidido organizar nuestra propia consulta ciudadana, planteada como un referéndum revocatorio al mandato de Enrique Peña Nieto; para conseguir una clara sanción política de carácter popular a la incompetencia y la corrupción del gobierno federal”, indicaron los convocantes mediante un comunicado publicado en el sitio Que se vaya, donde está disponible una boleta para su descarga y que esta se pueda depositar junto a la papeleta electoral en la misma urna donde depositemos nuestro sufragio.

#QueSeVaya, se ha denominado a esta que, desde ahora, será una larga y tortuosa pesadilla para muchos; haciéndose sentir especialmente en todos los medios digitales y en las más populares redes sociales en contra de Enrique Peña Nieto; en contra del actual sistema y de su partido político; en contra de sus colaboradores cercanos y de sus cada día más frágiles candidatos; en contra de un proyecto de gobierno que, a poco más de dos años, ya da visos de agotamiento social.

La crisis mediática que viene padeciendo la presente administración federal, desde el caso Ayotzinapa hasta las investigaciones por presuntos actos de corrupción ventilados en diversos medios internacionales, las lujosas mansiones o el uso de aeronaves oficiales, aunado a la indignación social que han generado diversas denuncias públicas por malversación de recursos en contra de distintos funcionarios que él mismo ha nombrado, pactado o consentido, está poniendo en jaque constante al presidente. Lo cual, metafóricamente expuesto, proporciona una cruda lectura para Peña Nieto: las piezas de su tablero no pueden ni saben moverse solas de forma correcta; y el dueño del tablero, después de cada movimiento que realiza, exhibe su falta de planeación, estrategia y habilidad que distingue a todo gran maestro del ajedrez político.

Y es la suma de todo lo anterior, lo que precisamente nos guía a una crisis de credibilidad y confianza ciudadana; lo cual, irremediablemente conduce al hartazgo social.

Enrique Peña Nieto nos muestra en los hechos que, tropezar constantemente con la misma piedra, se está convirtiendo habitual en él.

México da señales de un amplio despertar colectivo. La paciencia y la tolerancia ciudadana tienen su límite. Lo inadmisible, cada día tiene menor margen de indiferencia.

Oaxaca no escapa a los señalamientos y escandalos de corrupción. Durante el presente periodo de Gabino Cué, estos se han dado de forma grotesca y vulgar. Diversos medios y columnistas, nacionales y locales, han dado cuenta clara de todo ello.

Ojalá y que todos quienes han dado inicio a esta campaña mediatica puedan voltear sus ojos a Oaxaca. Tal como muchos de quienes ahí suscriben lo hicieran durante 2010. Y que así como acremente señalaron los errores del anterior gobernador, sin la menor ni necesaria consideración posible, lo hicieran con el actual. Eso, eso sí sería un acto congruente.

Porque limitarse a señalar únicamente los errores de aquellos con quienes no coinciden en el contexto ideológico, concediendo pasaportes de impunidad a la crítica de todo corrupto por el simple hecho que se uniforma con los mismos colores partidistas de ellos o porque enarbola verbalmente sus mismas causas, es ruin demagogia.

La crítica con sustento es válida en todo régimen que se precie de ser democrático. Corresponde a nuestros gobernantes en turno, escuchar con atención y hacer caso a toda exigencia ciudadana legítima.

Fuera de contexto: “Cuando algo es moralmente correcto hay que defenderlo sin preocuparse de las consecuencias políticas o personales que vamos a pagar”. Günter Grass

 


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