Por: Salomón Peregrino
“Pero en vano se tiende la red, si pueden verla todos los pájaros”.
La perversidad política de José Murat lo ha llevado por enésima ocasión a ubicarse en el centro del ojo del huracán; ahí donde, literalmente, sea capaz de arrastrar y destruir todo lo que se interponga a su paso.
Con una imagen personal y política severamente dañada, dentro y fuera de Oaxaca, dentro y fuera de su aún partido político, el PRI, Murat encontró una nueva presa a la que acechó pacientemente y que ahora tiene totalmente sujeta entre sus manos: el Partido Verde Ecologista de México, Comité Estatal Oaxaca.
El PVEM, tan fuertemente señalado ahora por toda la serie de irregularidades y de flagrantes violaciones en materia de regulación electoral que establece el INE, el mismo partido que se niega a acatar las reglas que todos los partidos políticos con registro nacional deben de cumplir y que se ha negado a pagar las multas que el consejo electoral le impuso, determinó entregar en Oaxaca el Comité Estatal, cual franquicia comercial, a José Murat. Un partido político que a nivel nacional ha dado muestra fehaciente de intolerancia, donde para ellos es preferible ser sancionados con multas económicas mientras se les permita seguir actuando al margen de la ley.
“Las dirigencias partidistas, sus cúpulas o sus candidatos, no terminan de entender que al denostar, fundada o infundadamente, no lastiman al adversario sino al sistema de partidos. Se lastiman ellos mismos”: Moisés Molina Reyes, dirigente oficial del PVEM Oaxaca en su columna del 28 de febrero del presente año, titulada: La legitimidad de los despojos.
Esa imagen de ilegalidad e indolencia, le acomodan de manera ideal a Murat; y desde esta nueva franquicia, le permite seguir medrando con los recursos públicos en la búsqueda de sus satisfacciones políticas. Así es, beneficiándose una vez más de nuestros impuestos; al fin que, aquí en Oaxaca suceden cosas peores y no pasa nada.
Sin embargo, para el momento electoral actual y específico de Oaxaca, saltan muchas interrogantes que se quedan colgadas en el aire sin respuesta:
¿Por qué, siendo del dominio público la injerencia de José Murat en la toma vital de decisiones respecto a los candidatos que habrán de contender por el PVEM en Oaxaca, durante el presente proceso federal 2015, el PRI Oaxaca guarda misterioso silencio? ¿Por qué se ha estado permitiendo en el PRI estatal que el PVEM Oaxaca fracture su estructura partidista aun cuando ha sido denunciado públicamente por parte de algunos comités municipales priistas? ¿Por qué la dirigencia nacional del PRI no hace nada al respecto y prefiere dejar en la mediocre orfandad a sus candidatos? ¿Por qué se permite que ciertos delegados federales, vinculados estrechamente a José Murat y a su hijo Alejandro, realicen actividades de proselitismo político y desvío de recursos públicos en favor de los ahora candidatos del PVEM, violentando con esto la imparcialidad a que están obligados por ley? ¿Sabrá Rosario Robles Berlanga, titular de la Sedesol, sobre los fuertes rumores que corren en los pasillos de Diconsa y Prospera, donde aseguran se realizan actos de ilegalidad y corrupción para apoyar directamente a candidatos del PVEM en Oaxaca; áreas donde se concentra gran parte de los recursos destinados a la Cruzada Nacional Contra el Hambre?
Posiblemente, muy posiblemente, todo lo anterior se deba a una amplia y silenciosa red de nefasta complicidad; igualmente, desconocimiento o complacencia por parte de los demás partidos y/o candidatos que habrán de estar contendiendo. De otra forma, no existe argumento válido que justifique tantas dudas.
Después del fuerte escándalo mediático que propició la nota de The New York Times, publicada el pasado 7 de febrero, a José Murat le costó no ser incluido en la lista de candidatos a diputados federales por la vía plurinominal; y a su hijo Alejandro, poco le faltó para salir del Infonavit por sus ambiguas declaraciones respecto a supuestas propiedades en la Unión Americana donde están directamente involucrados él y su esposa.
Ante este escenario de profundo impacto negativo, sumado a la gran desconfianza social que padece la actual administración federal, resulta incomprensible que desde la capital del país se continúe tolerando el gran daño que le hacen los Murat y su pandilla a Oaxaca. Representan la crónica de un padre obstinado y un hijo “muy verde” (políticamente hablando). El primero, con la nostalgia a esas notas musicales de alabanzas a su ego desmedido, que hoy hacen eco lejano en su cabeza; y el segundo, azuzado a escuchar esas notas discordantes con los tiempos actuales; e impulsado afanosamente a bailar sobre una pista en la cual, ni nació ni conoce.
Y bajo esta tesitura, Murat ha empezado a forjar una generación reciente de nuevos y avezados discípulos (para él, únicamente); algunos de ellos, ubicados en posiciones que permiten dimensionar hasta dónde son capaces de llegar. Líneas arriba, citamos dos dependencias (¿o debieran ser llamadas también franquicias políticas?): Diconsa y Prospera. Al frente de ellas, Jorge Illescas Delgado, alias “el chester”; y Jorge Zarate Medina, alias “el ratoncito”.
Jorge Illescas Delgado, engolosinado con las mieles porcentuales que exige a proveedores de diversas marcas comerciales que manejan en su catálogo de productos todas las tiendas de abasto que existen en el estado; donde, por comentarios de algunos representantes de los comités de abasto, los obligan a que adquieran y paguen productos que ellos ni siquiera requieren; y que sin embargo, los obligan a adquirir. Surtiendo algunos de los productos básicos a granel, indebidamente, que le permiten a este delegado mayores ganancias económicas de beneficio personal.
Cuentan también que el personal que labora en esta dependencia desde hace años, se lamenta infructuosamente de todo lo que ahí está pasando. Una dependencia que actualmente se ocupa más por los intereses económicos del titular y de toda su parentela que ha ingresado, familiares directos de Jorge Illescas y de su esposa; muchos de ellos, contratados por el régimen de honorarios, lo que le concede absoluta libertad de contratación; nepotismo en su máximo esplendor. Sin dejar de lado, nombres fantasmas que le permiten incrementar sustantivamente sus ingresos. La última queja hacia este delegado: el pasado viernes 20 de marzo citó a sus jefes de almacén de “mayor confianza” y les exigió una cuota de 10 mil pesos a cada uno como “aportación voluntaria” para apoyar a sus candidatos; y son 30 en total.
Nadie tolera ya sus excesos, pero no realizan la denuncia pública correspondiente por temor a perder su empleo. Hasta la esposa del titular de Prospera en Oaxaca, Vanessa Vásquez, ocupa un mando importante en la estructura de Diconsa. ¿Acaso no observan todo esto en las auditorías internas? Urge tomar medidas inmediatas.
Jorge Zárate Medina, sobre igual ruta para realizar grandes negocios con los recursos públicos que están destinados a la gente más desprotegida de Oaxaca, no se queda atrás de su cómplice y amigo. En los pasillos y amplio corredor de esta dependencia, ubicada en céntrica calle de la ciudad capital, se escuchan los molestos rumores del personal que ahí labora; y es que, al amparo de la gran necesidad que infortunadamente padecen miles de mujeres y hombres en Oaxaca, explican que, abultar los listados de beneficiarios y recortar algunos otros bajo criterios personales, resulta tarea fácil.
Aunado al manejo discrecional del presupuesto operativo que anualmente le es asignado a la dependencia y de la libre discrecionalidad que dispone para la respectiva contratación de personal por honorarios. En tono de broma, cuentan los que ahí trabajan, que ese pequeño “ratoncito” ahora se ha convertido en un enorme “cangurito”; que aunque sigue siendo pequeño de tamaño, la cola que ahora arrastra le ha crecido bastante.
Ambos, dignos exponentes del más rancio sello distintivo del Muratismo. Ambos, lucrando a expensas de nuestra gente más necesitada. Ambos, generando hastío y ofensa a Oaxaca. Ambos, inaceptables funcionarios sin pudor ni vergüenza.
Lo peor, para él o para ellos, es que ni así lograran que el PVEM gane un solo distrito electoral en el proceso electoral inmediato. Al tiempo.
El presidente Peña Nieto requiere hacer sentir su compromiso real como jefe del ejecutivo federal, y no permitir que se tenga ninguna duda sobre la casi aprobada Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, en cualquier espacio público de la administración que preside. Su ánimo de transformar a México exige manifestarse en Oaxaca. Más ahora, que los recortes presupuestales están lastimando con mayor daño a los programas sociales asistenciales y que le están impactando tan negativamente en las encuestas de opinión: a su imagen personal, a su administración de gobierno y, por ende, a los candidatos de su partido político para el proceso electoral venidero. Un escenario gris que presagia una terrible tormenta; y que, si la corriente no toma los cauces adecuados, puede arrastrar al propio Presidente.
Por su parte, César Camacho Quiroz, presidente nacional del PRI, debe hacerse sentir solidario con los candidatos de su partido; a esos mismos que de ganar, aspira a coordinar en San Lázaro, expresándoles a todas y a todos ellos, que las traiciones internas no le serán permitidas a nadie sin las consecuentes sanciones partidistas que una acción de este tipo amerite.
Fuera de contexto: ¿Cuán cierto será que Sofía Castro Ríos, candidata del PRI por el distrito federal electoral de Tehuantepec, acordó en las oficinas centrales de la SEDATU, con el respaldo de José Nelson Murat Casab, que no se le diera nombramiento a nadie hasta después de concluido el proceso del 7 de Junio para que le permitieran seguir operando los programas y recursos de esa dependencia en beneficio a su campaña electoral? Y, ¿qué tan cierto será que, de no ganar la elección le permitirán retornar a la titularidad de esa misma delegación federal? ¿Contará acaso con la aprobación actual de Jesús Murillo Karam?