El Poder Judicial sí se toca; en Oaxaca acaba el Congreso del Estado de tocarlo
Lo malo es que la presidente de la Corte no puede poner barbas a remojar
Francisco GÓMEZ MAZA
Increíble, pero cierto. El Poder Judicial sí se toca. Y si es corrupto, con mayor razón. Se toca. Se desaparece. Se reforma su nombre y sus funciones judiciales, y se nombran nuevos magistrados que garanticen incorruptibilidad durante toda su gestión. Con el tribunal desaparecido no había “justicia pronta y expedita”.
¿Ya leyó la nota periodística, señora Norma Piña? El poder de la mayoría del Congreso puede, destituir en bloque a los ministros de la Suprema Corte de Justicia nido de abogados conservadores, como los que estudian y se gradúan en la Escuela Libre de Derecho, que sólo “trabajan” para satisfacer sus instintos de poder y mucho dinero, sin importarles que la justicia favorezca a las mayorías de los trabajadores, pobres y sin esperanza de salir de la pobreza, porque los atacan por todos los flancos y el Poder Judicial es el brazo “legal” de la guerra sucia contra los que no nacieron entre pañales de lino o de seda china.
Aunque no les haya gustado a los integrantes del ala derecha de la historia, cuya táctica de lucha es el discurso de odio, las noticias falsas, los falsos testimonios, las mentiras, como lo hemos constatado en la actual irrupción de los sectores populares, conscientes del rol que deben y que tienen que jugar en los procesos democráticos, como la elección de los siervos de la nación, los gobernantes, el poder judicial fue tocado por el poder legal de la mayoría (sólo uno votó en contra). Qué le parece, señora presidente de la Suprema Corte. Piense, por favor, en aquella advertencia popular que dice: a cada santo se le llega su día y a cada capillita, su fiestecita…
Una inmensa mayoría de 33 diputados de los 34 integrantes del Congreso de Oaxaca tocó lo que el Supremo Poder Conservador considera intocable y decidió, en un par de sesiones de la asamblea legislativa, destituir a todos los magistrados, desaparecer el Tribunal de Justicia Administrativa del Estado y crear el nuevo Tribunal de Justicia Administrativa y Combate a la Corrupción del Estado de Oaxaca, además de designar a los nuevos magistrados, propuestos por el gobernador Salomón Jara. Ese sí indio de cepa, que habla y se comunica, en su idioma, con grandes sectores humanos oaxaqueños. Como el Indio de Guelatao, casado con una bella ancestro mía. Así acabó la triste historia del mencionado tribunal; así de sencillo. Sin decir agua va…
Primero, los diputados avalaron una reforma a la Constitución local para desaparecer la Sala Especializada en Responsabilidades Administrativas y Combate a la Corrupción, bajo el argumento de que no había justicia pronta y expedita.
Luis Alfonso Silva, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso oaxaqueño presentó la iniciativa que redujo además de 12 a siete los magistrados de la Sala Superior y Salas Unitarias y la asamblea
Enseguida, el pleno aprobó los nuevos nombramientos de los nuevos magistrados del Tribunal, en una sesión sin argumentación ni debate
Este órgano jurisdiccional -el Tribunal de Justicia Administrativa y de Combate a la Corrupción- es el que resuelve las controversias entre el gobierno y particulares, y aplica sanciones a los servidores públicos por irregularidades.
Como lo afirma Rhetor, la justicia administrativa ha formado parte importante de la lucha contra la corrupción en los últimos años; ante esto, muchos han sido los comentarios tanto positivos como negativos respecto a esta intervención.
Y sí se pudo. Lo lograron los diputados de Morena de Oaxaca. Interesante historia, ¿verdad señora Piña? ¿Verdad, diputado Santiago Creel? ¿Verdad, senador Alejandro Armenta Mier?
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