Crónica de cumpleaños de Pepe Toño

Rosy RAMALES.

Corría la tarde de este sábado 26 de septiembre. La Quinta Luz se veía glamurosa, aunque sin derroche, alojando entre 40 y 50 mesas redondas para recibir a los invitados al cumpleaños del diputado federal José Antonio Estefan Garfias, también prospecto a candidato del PRD a Gobernador de Oaxaca, candidatura que se le ha dado a desear desde 1998 cuando estuvo a segundos de convertirse en el abanderado del PRI para suceder a Diódoro Carrasco Altamirano, cuyo sucesor finalmente fue José Murat Casab tras su amago de mudarse de partido si no conseguía la postulación priista, en imitación a su amigo Ricardo Monreal Ávila, quien ese mismo año fue electo gobernador de Zacatecas por una coalición de partidos encabezada por el PRD, poniendo de moda los amagos y las dimisiones.

La tarde de este sábado fue como retroceder el tiempo al momento de la espera de las decisiones y cuando casi todo alrededor son signos favorables. Nada alusivo a la sucesión adornaba la Quinta Luz, ni mantas ni colores. “¿De parte de quien viene usted?”, preguntaban las edecanes a quienes iban llegando para saber el origen de la invitación y así sentarlos por afinidades a las mesas redondas, donde no había centro de mesa, solo rebozos de colores diversos como caminos de mesa, quizá simbolizando la pluralidad del convivio.

Serían acaso las 15:00 horas. Y ya estaban puntuales, el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Alfredo Lagunas, y junto a él, el Comisario de Vialidad del ayuntamiento capitalino y ex director del Instituto Estatal Electoral, José Luis Echeverría, con su eterno gesto de malhumorado. Paco Márquez, sonriente departía con ellos y con el diputado local Jaime Bolaños. Más tarde, se sentó el arquitecto Rolando Osorio, quien hace poco se vio gravísimo, pero ya está bien, aunque quedó sumamente delgado.

Por la puerta se vio llegar al priista “del bigote seductor” José Antonio Hernández Fraguas, del brazo de su guapa esposa. Ocuparon una mesa contigua a la de Lagunas. Fraguas vestía camisa azul cielo y ella un blusón estilizado como de tejido amuzgo. En la misma mesa estaba el actual titular de la SEDAFPA, Jorge Carrasco Altamirano, al parecer también en pareja. Más tarde, los asientos restantes fueron ocupados por el perredista Alejandro López Jarquín, Secretario de Desarrollo Social y Humano, y por el petista Daniel Juárez, Secretario del Trabajo en el gabinete del gobernador coalicionista Gabino Cué Monteagudo.

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Evidentemente, nadie asistía en calidad de titular de dependencia alguna, acudían en calidad de amigos, conocidos, invitados. Daniel luce muy esbelto, se ve mejor que con los kilitos demás; él vestía camisa azul cielo y Alejandro guayabera blanca. Tal vez una hora después, ambos se mudaron a una mesa contigua más al centro del salón, quizá se sintieron algo incomodos debido a la afinidad política del resto de los comensales. Juntos, pero no revueltos.

Mientras terminaban de llegar los invitados y también el festejado, los meseros se daban a la tarea de servir agua de Jamaica y cervezas de cuartito. Una ola de aplausos indicó la llegada de Pepe Toño, del brazo de Silvia, su esposa. Y desde la entrada, él emprendió un recorrido mesa por mesa para saludar a quienes acudían a compartir con el la celebración de su cumpleaños número 61. Vestía casual: Pantalón de mezclilla, camisa blanca de manga larga y saco como de lino. En cada mesa, invitados y anfitrión desbordaban muestras de afecto y tal vez hasta de implícita adhesión a cualquier proyecto político.

Para entonces ya había empezado a tocar el conjunto musical de nombre hasta ad hoc para el momento, “Reconexión”. Y sin proponérselo tocaba canciones también ad hoc como “Beso de luna”: “Besos, ternura, que derroche de amor, tanta locura”. Casi retrataba el momento de la felicitación a cumpleañero.

En una mesa con vista hacia la puerta, departían el antropólogo Gerardo Garfias y el ex consejero electoral Isidoro Yescas Martínez. Mientras el de La Bambi se paseaba por varias mesas, y Armando Navarrete Cornejo en muletas atravesaba la pista de baile. Llegaron dos chicas de rojo: Luis Divina Zárate, de vestido entallado a su esbelta figura, y Beatriz Rodríguez Casasnovas, de conjunto de blusa y pantalón. “Vino la Titis”, comentaban comensales con sorpresa, pero también con agrado.

También llegó la guapa y espigada Helena Iturribarría, directora del Instituto de Ecología, de pantalón y blusa blanca. Además, Norma Reyes Terán, Rosario Villalobos, Jorge Bueno y Hortensia Castillejos. El conjunto musical, realmente bueno en sus interpretaciones, seguía al ritmo de “Cielo Rojo”: “Solo sin tu cariño voy caminando, voy caminando y no sé qué hacer”.

Cómplice del emotivo encuentro, Tláloc hasta dejó sentirse después de semanas de sequía. La lluvia provocó que bajaran las cortinas del amplísimo módulo blanco bajo el cual estaban las mesas. No era de noche, pero el clima prácticamente había eclipsado el sol. Así que encendieron las luces de los faroles blancos de papel que pendían del módulo; la luz le dio un efecto más cálido al ambiente del festejo.

Para entonces servían la comida: Sopa caldosa de moñito, coloradito con pollo y arroz blanco, y natilla como postre. Un menú cien por ciento casero y delicioso, servido por “Carmelita”. Muy buena elección, pues en las comidas de políticos suelen dar platillos tan sofisticados que nadie se los come.

Mientras los comensales saboreaban la comida, más invitados seguían llegando. Ya se había visto arribar a Carol Antonio Altamirano, presidente del PRD estatal, de saco azul. A un costado de la pista se entretuvo saludando a Jorge Castillo y a Alberto Benítez Tiburcio, quienes, después de Pepe Toño, eran los personajes más saludados por parte de los comensales.

El conjunto musical ejecutaba una de las más famosas canciones de Joan Sebastian, cuya letra dice: “Y puedo cambiarte el nombre, pero no cambio la historia, te llamen como te llamen para mí tu eres la gloria…” Luego interpretó a Rosana: “No quiero estar sin ti, si tu no estas aquí me sobra el aire, no quiero estar así, si tu no estas la gente se hace nadie…”

Canciones para cortarse las venas para amenizar la comida y quizá apurar un mezcalito, la tarde lluviosa y de motivo festejo lo ameritaba. Tarde, pero llegaron algunos más: Juan Manuel Carballido Díaz; Héctor Sánchez López, ícono de la otrora gloriosa Coalición Obrero Campesino Estudiantil del Istmo, cuya emblemática lucha se le quedó en las canas que han invadido su cabello, ya no es el de entonces. Además, llegó Donovan Rito Salinas, presidente municipal de Santo Domingo Tehuantepec, paisano de Pepe Toño, a quien felicitó con un fuerte abrazo; permaneció solo un rato, luego se retiró acompañado de su pequeña hija.

En la comida, reapareció en el ambiente oaxaqueño Gerardo Cajiga, quien fuera el primer Secretario de Finanzas de Cué; venía acompañado de una chica guapa y casi medio metro más alta que él. Se sentó en una mesa cerca a la pista de baila, y contigua a la mesa donde estaba la esposa de Pepe Toño conviviendo con Héctor Joaquín Carrillo y su esposa, entre otros invitados.

Ana Lilia Mendoza, el capitán Guajardo, Pedro Santiago, y varios más, departían en otra mesa. Predominaban los invitados istmeños, al parecer. Por cierto, el juchiteco Oscar Cruz López se acomodó en la mesa de Benítez, lo mismo que la panista Leslie Jiménez Valencia.

Después de interpretar un romántico popurrí de los Ángeles Negros, el conjunto dio paso a la música para bailar, abriendo el baile Pepe Toño y Silvia, en medio de aplausos por parte de los invitados.

En algún momento, Chayito “Pachangas” se subió al templete donde estaba el conjunto y tomó el micrófono para desearle parabienes al cumpleañero: “Pepe Toño tienes 60 años y un poquito más… yo también tengo 60 años y un poquito más… eres la esperanza para que viva mejor Oaxaca..”

Oportuna o inoportuna como siempre, Chayito casi lo destapa, pero solo lo insinúo. La polémica istmeña, muchos años militante del PRI, le puso sabor al festejo. Y hasta eso fue breve en sus palabras. Cony Robles y su mamá, doña Gloria Altamirano, también estaban presentes. Rey Morales platicaba cerca de la puerta.

Pepe y Fátima, hijos del festejado, no solo acompañaban a Pape Toño, sino estaban atentos, y como siempre amables.

Alrededor de las 18:00 horas, en la pista de baile no cabía un alfiler. Alberto Benítez demostraba ser bueno bailando ejecutando sus mejores pasos.

Quien sabe si el festejo era como la víspera del cierre de filas en torno a un proyecto, pero la concurrencia era bastante plural. La fiesta felizmente se prolongó por unas horas más.

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