Rosy RAMALES
Panistas oaxaqueños sospechan que con el triunfo de Rosario Ramírez en la elección interna de la presidencia del Comité Directivo Estatal (CFE) de Acción Nacional (PAN), este partido político ya no expulsará a Natividad Díaz Jiménez.
Y sospechan bien.
Rosario Ramírez no se atreverá a impulsar la continuación del proceso de expulsión de quien fuera su jefa precisamente en el CDE, Naty como presidenta y ella como tesorera; posición clave y de mucha confianza.
Salvo que rompan todo tipo de relación; ambas. De esas cosas que a veces suceden en política.
Pero aunque no hubiera amistad entre ellas, Naty va a seguir como militante del PAN porque, según dicen panistas, hizo un acuerdo con el actual presidente nacional de este partido político, Jorge Romero, cuando la elección de éste.
Así que prácticamente tiene el perdón de Acción Nacional por haber votado a favor de la reforma al Poder Judicial.
Entonces, todo pinta color de rosa para Naty Díaz.
Incluso, puede seguir militando en el PAN y formando parte de esa rara simbiosis llamada bancada “plural” en el Congreso del Estado de Oaxaca, sin que aquí se asuma panista o también asumiendose como tal.
Le conviene continuar como parte del grupo parlamentario “plural” por todas las canonjías que le corresponden a una bancada, empezando por recursos financieros, humanos y técnicos.
Sola, como diputada del PAN, no tendría lo mismo. Ni podría integrar la Junta de Coordinación Política, como lo podrá hacer en alguno de los tres años de la actual Legislatura; por el momento Morena le concedió presidir la Mesa Directiva.
Mucha suerte la de Naty, y mucha astucia.
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