CRÓNICA: “Liconsa, la estrellita de la Cruzada Sin Hambre en Michoacán…”

Rosy RAMALES

Ciudad de Hidalgo, Michoacán.- Ciudad Deportiva rebozaba. No cabía más un alfiler en espera de la llegada del Presidente de México, Enrique Peña Nieto, para la celebración del Mes de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, la estrategia de su política social.

De pronto se escuchó casi al unísono el grito de muchas mujeres, anunciando la entrada del Mandatario de la Nación, quien a su paso hacia el templete saludaba de mano en mano al público asistente, compuesto mayoritariamente de mujeres beneficiarias de los programas comprendidos dentro de la Cruzada Nacional Contra del Hambre.

“¡Peña, Peña, Peña!”, gritaban casi desgañitándose y alternaban: “¡Liconsa, Liconsa, Liconsa!” Ellas hasta olvidaron el tiempo de la espera. Se arrebataban para alcanzar la mano de Peña Nieto o, mejor aún, un beso y la fotografía del recuerdo. Mientras el Presidente de México sonriendo sinceramente, con la alegría reflejada en el brillo de sus ojos, caminaba deteniéndose para saludarlas; incluso se subía en alguna silla para ondear la mano saludando así a quienes estaban en hileras más apartadas.

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Ese gesto es muy suyo. Lo hace desde cuando andaba en campaña. Como cuando llegó a Juchitán de Zaragoza, en cuyo foro también entró saludando a todos de mano y subiéndose en las sillas para saludar a quienes se hallaban más lejos o aventar un beso a alguna simpatizante. Quizá es un gesto que hace cuando está contento. Muy contento como ahora en Ciudad de Hidalgo.

Cuando hubo atravesado el gran patio cubierto con toldos color blanco y cuando todos pensaban que Peña Nieto subiría al templete, él corrió hacia uno de los extremos para regresar caminando saludando al público, que jubiloso le extendía la mano. “¡Peña, Peña, Peña!”, seguían. Un público, además, ordenado, que sin empujones ni agresiones intentaba estrechar la mano del Presidente de México, quien no dejaba de sonreír y de dar beso a las mujeres que así se lo pedían.

Incluso, algunas, orgullosas emocionadas decían: “¡Me abrazó, me abrazó!” “¡Y que le doy un beso al Presidente!” “¡Peña, Peña, Peña!”, seguían demandando. Y el gobernador (sustituto) de Michoacán, Salvador Jara Guerreo, riendo también feliz mientras caminaba pasos más adelante, decía: “Ya viene, ya viene”.

Evidentemente, Peña Nieto era custodiado por elementos del Estado Mayor Presidencial, a distancia siempre prudente.

Una vez que le dio la vuelta al extremo, Peña Nieto subió al estrado donde ya lo esperaba el Gobernador de Michoacán; la Secretaria de Desarrollo Social (SEDESOL), Rosario Robles; la Directora General de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), Nubia Mayorga; el Director General de Liconsa, Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva; entre otros. Estaban todos y cada uno de los responsables de los programas vertebrales de la Cruzada.

Y primero habló el Gobernador de Michoacán, Salvador Jara, quien vestía camisa de manga larga de delgadas rayas azul cielo. Habló con mucha emoción de que a partir de la puesta en marcha del programa “Un nuevo Michoacán”, impulsado por el Presidente de México, han bajando considerablemente los índices de delincuencia en esta entidad, que había estado azotada por el crimen organizado. Además de que la deuda pública se ha reducido a niveles que ahora permiten el repunte de la economía estatal.

Destacó que el gobierno estatal y el Gobierno Federal han trabajado coordinadamente para el desarrollo de Michoacán, donde han acudido frecuentemente diversos funcionarios del gabinete presidencial y donde los delegados federales trabajan incansablemente. Luego hizo énfasis en los beneficios en esta entidad de los programas de la Cruzada en esta entidad, donde “Liconsa tiene la estrellita” pues prácticamente consiguió ya una cubertura al cien por ciento.

En seguida habló brevemente Rosario Robles, ataviada de pantalón beig, blusa del mismo color y chaleco color vino. Ella destacó la presencia de hombres y mujeres “de carne y hueso” en este acto, todos de los programas sociales de la Cruzada, la cual, a dos años, ha beneficiado en todo el país a más de 4 millones de personas y la meta sexenal es de 7.01 millones, que viven en pobreza extrema y carencia alimentaria.

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Y en esa meta son acciones importantes los comedores comunitarios, escuelas de tiempo completo, tarjeta SinHambre, huertos familiares, suplementos alimenticios, nuevas tiendas Diconsa, nuevos Afiliados a Liconsa, y agua potable.

Rosario dijo que la Cruzada le ha valido a México reconocimientos como el de la FAO y del relator de la ONU para el derecho a la alimentación. Y sobre todo destacó que en el portal electrónico de la Cruzada se encuentra el padrón de beneficiaros de todo el país, pero no se trata de una simple relación de nombres, sino ahí se encuentra también el nombre de las comunidades donde viven esos beneficiarios y todos los datos que permiten constatar que éstos son reales, y así darle transparencia a los programas de la Cruzada y garantía de eficacia a esta estrategia para combatir la pobreza.

“Señor Presidente, a dos años usted está cumpliendo”, le dijo Rosario Robles.

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En seguida Peña Nieto entregó beneficios de vivienda, propiedad, entre otros. Y los beneficiaros en su mayoría fueron mujeres, a quienes saludaba de mano y daba una palmadita en el hombro. Pero de repente una de las mujeres del público asistente sugirió en voz muy alta: “¡Beso, beso, beso!” Y entonces el Presidente de México dio un beso en la mejilla a la mujer que en ese momento recibía el beneficio; cosa que provocó la ovación de quienes presenciaban desde los asientos dispuestos en el enorme escenario.

Y tras las palabras de una cocinera de comedor comunitario, Peña Nieto dirigió su mensaje desde el atril puesto en el teplete, a cuyos costados había pantallas que acercaban la imagen del Presidente de México. Era un templete con fotografías grandes de las acciones de la Cruzada. “¡Se ve, se siente, Peña está presente!”, coreaban las mujeres.

 

Previamente, Peña Nieto tomó la protesta a los integrantes de los Comités de la Contraloría Social. Y en su mensaje, reconoció el trabajo armonioso del gobierno estatal y el Gobierno Federal para el desarrollo de Michoacán, y celebró la acción de los delegados federales, los cuales (dijo) son la representación cotidiana de su gobierno, y reconoció la participación en la Cruzada de las mujeres mexicanas.

“Por eso mi permanente convocatoria para que todos los días modelemos una mejor comunidad, un mejor estado y un mejor país”, arengó y agregó: “No venimos improvisando, tenemos identificado los objetivos, que es un México próspero”.

Peña Nieto, quien vestía una camisa manga larga a raya delgadas en color sepia, dijo que desarrollo de cualquier entidad radica en la medida en que los tres niveles de gobierno hagan su tarea. Y recordó que la Cruzada fue lanzada hace dos años en Chiapas y en estos momento está beneficiando a habitantes de 30 mil comunidades en el país. Destacó los logros conseguidos en Michoacán tanto en seguridad pública como en el combate a la pobreza, en este caso mediante los programas de la Cruzada y, en ese sentido, reconoció la cubertura de Liconsa y demás programas.

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A lo largo de su mensaje, el Presidente de México desmenuzó los objetivos de la Cruzada Nacional Sin Hambre: Cero hambre a partir de una alimentación y nutrición adecuadas de los mexicanos en extrema pobreza y con carencia alimentaria severa; eliminar la desnutrición infantil; aumentar la producción y el ingreso de los campesinos y pequeños productores agrícolas; minimizar las pérdidas post-cosecha y de alimentos durante el almacenamiento y transporte, así como en los comercios, y promover la participación comunitaria, principalmente.

Por tanto, dijo, para la Cruzada es fundamental la participación ciudadana y la transparencia de los programas. Por cierto, Peña Nieto hizo énfasis en haber adelantado un mes la celebración del Mes de la Cruzada, en respecto a las leyes electorales.

Al terminar su mensaje, el maestros de ceremonias anunció el fin del evento social, donde las mujeres presentes seguían desgañitándose: “¡Peña, Peña, Peña!”

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