Rosy RAMALES
Alejandro Murat Hinojosa podrá ser el peor de los políticos, un pésimo gobernante, pero tonto no es; es astuto. Claro, con el empujoncito del papá, don José, y de la esposa, doña Ivette Morán. Así que probablemente su afiliación a Morena va más allá de contar con una credencial.
Formar parte del partido en el poder (casi absoluto), le permite planes políticos a corto, mediano y a largo plazo, máxime si hace alianzas con grupos sólidos en Morena. Planes quizá relacionados con la próxima gubernatura de Oaxaca; impulsar un cuadro de su círculo priista o respaldar un cuadro morenista para ir a medias en el gabinete.
Impulsar, por ejemplo, a Ivette Morán, aunque no hay claridad en su nacionalidad, o respaldar a la senadora Susana Harp en su aspiración a gobernar la entidad; incluso a la ex priista Mariana Benítez Tiburcio. Tres cuadros femeninos en caso de que para la sucesión 2028 la candidatura de Morena sea para mujer, o del PRI.
Nunca se sabe. Tal vez llegado el momento y dependiendo de las circunstancias y las coyunturas políticas, los cuadros neo morenistas regresen a las filas del PRI y el priismo se reagrupe, aunque por ahora parezca descabellado, a menos de que este partido político pierda su registro nacional en las elecciones intermedias del 2027.
Y si la postulación fuese para hombre, impulsar a alguien más de la dinastía Murat; a Eduardo Enrique, por ejemplo, apelando nuevamente al derecho de sangre aunque no haya nacido en el estado de Oaxaca, ni tenga la residencia efectiva.
En fin, impulsar o respaldar a cualquier cuadro distinto a los cuadros del actual grupo morenista en el poder en el estado de Oaxaca al mando del gobernador Salomón Jara Cruz, con quien, está visto no se lleva, salvo que ambos terminen como ‘amigos’ y hagan una alianza política. Suena a juntar el agua con el aceite, pero en política todo puede suceder.
Por cierto, todavía existe la duda sobre la gubernatura 2010-2016, que encabezó Gabino Cué Monteagudo (de la coalición PAN-PRD-PT-Convergencia). Dicen que fue pactada con el grupo priista contrario al entonces gobernador (del PRI), Ulises Ruiz Ortiz; y ese grupo contrario era el liderado por el ex gobernador José Murat.
Dicen, nada comprobado.
¿Y qué tal si desde entonces pactaron una y una, incluso con la operación de AMLO (en ese entonces el tabasqueño ya tenía fuerte presencia en el estado de Oaxaca y Cué era uno de sus consentidos). La gubernatura del 2010-2016 para la izquierda-derecha; la del 2016-2022 para el grupo priista que ayudó a la izquierda a ganar la anterior; la del 2022-2028 para la izquierda lopezobradorista (Morena); y la siguiente, nuevamente para aquél grupo ‘priista’.
Suena absurdo. Sin embargo, algo así puede explicar el por qué en el 2016, Morena optó por contener sólo cuando desde entonces pudo aliarse con el PT y el PRD para ganar la gubernatura; y el por qué en el 2022 el PRI no metió ni el dedo meñique. Aunque en el 2016, el Revolucionario Institucional aplicó el “divide y vencerás”, y AMLO tampoco quería nada con el PRD, partido que lo abandonó tras las elecciones presidenciales del 2012.
En fin. Hasta el momento no parece haber visos de alianzas o pactos. Lo que sí es que empieza a recrudecerse el ambiente político en el estado de Oaxaca, quizá ya rumbo a la sucesión 2028, que parece lejos, pero no lo está; de hecho, el año electoral inicia en el segundo semestre del 2027, y los dos años anteriores a éste son los más propicios para posicionar a las personas aspirantes a la sucesión.
Hasta tarde se les está haciendo, máxime en la praxis de campañas adelantadas. Ya ven AMLO cuántos años hizo campaña, y desde que asumió el mandato empezó a posicionar a Claudia Sheinbaum para sucederlo en el cargo.
En Morena lo mismo pueden postular un cuadro interno, que un cuadro externo. Pero seguramente las y los militantes pelearán el derecho. De ahí parte de la importancia de la afiliación, Claro, Alejandro Murat legalmente está impedido para contender porque ya fue gobernador de Oaxaca, pero estando afiliado se puede colar como consejero nacional para influir en las decisiones sobre candidaturas en alianza con grupos internos morenistas.
Incluso, sin afiliación puede intentar influir en la sucesión oaxaqueña, aliándose de facto con grupos morenistas contrarios al actual grupo gobernante, o con el PT, que en el ámbito estatal no es aliado de Morena. Quizá Benjamín Robles Montoya estaría encantado de aliarse nuevamente con los Murat para el 2028, para respaldar determinada candidatura, sea mujer u hombre y aunque sea por dos años.
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