CRÓNICA POLÍTICA: Legisladores, momento de revisar el asilo político y la inmigración

Rosy RAMALES

Sí, México tiene tradición proteccionista de derechos humanos. Sin embargo, tampoco puede permitir el ingreso de cualquier persona a riesgo de su propia seguridad nacional, ni debe privilegiar el bienestar de extranjeros menoscabando el bienestar de los mexicanos.

Y en ello juegan un papel determinante las cámaras del Congreso de la Unión, sobre todo el Senado de la República, a quien le compete los asuntos de las relaciones exteriores.

Pero qué esperanzas, porque aun cuando en la actual composición de la Cámara Alta el partido gobernante carece de mayoría, se las ingenia para tenerla. Y la oposición, sumisa.

No obstante, el asilo político y la inmigración son temas a reflexionar. Quizá con urgencia a la luz de dos casos recientes: El acceso del ex presidente de Bolivia, Evo Morales, y de personas que se internan en México provenientes de países del Centro y Sur de América.

Y miren que la ola inmigratoria fue frenada por Estados Unidos, porque México dio acceso a caravanas completas. Imagínense, ¿cómo puede ser posible que nuestro país ponga freno por órdenes del presidente Donald Trump?

El gobierno mexicano (Ejecutivo y Legislativo para el caso) no está viendo la problemática generada por las olas migratorias: Mendicidad, delincuencia, violencia, inseguridad.

Pululan por la calles de entidades del Sur de México, inmigrantes pidiendo limosna; otros buscan trabajo temporal cuando ni para los mexicanos hay. Incluso, el gobierno federal ofreció beneficios sin considerar que con ello quita oportunidad a mexicanos.

Ni el Ejecutivo, ni el Legislativo federal ni locales han reparado en que con la inmigración han podido entrar células de organizaciones violentas con la consecuencia del incremento de la inseguridad en territorio nacional.

Donal Trump estará loco, pero tiene razón en cuidar el bienestar de sus connacionales, la economía y la seguridad de Estados Unidos. Claro, los gringos tampoco son blancas palomas; son los primeros consumidores de drogas y empleadores de migrantes.

En fin, México necesita revisar su legislación en materia migratoria, para que no sea Estados Unidos quien marque la pauta, pero sobre todo para proteger a los mexicanos.

El otro tema a revisión es el asilo político. Ciertamente, México se ha caracterizado por su generosidad en acoger a perseguidos políticos. Sin embargo, las condiciones actuales exigen que nuestro país cumpla a cabalidad las disposiciones establecidas en la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político.

¿En el caso de Evo Morales se cumplió?

Dicha Ley define el Asilo Político como “Protección que el Estado Mexicano otorga a un extranjero considerado perseguido por motivos o delitos de carácter político o por aquellos delitos del fuero común que tengan conexión con motivos políticos, cuya vida, libertad o seguridad se encuentre en peligro, el cual podrá ser solicitado por vía diplomática o territorial…”

Y precisa: “Todo extranjero que encuentre en peligro su vida, su libertad o seguridad por ideas o actividades políticas directamente relacionadas con su perfil público, y carezca de la protección de su país, podrá solicitar el otorgamiento de asilo político…”

Evo ¿escapó de su país por sus ideas políticas o por fraude electoral y transgresión de los principios democráticos? Ojo.

Además, la ley exige una serie de requisitos que quien sabe si se cumplieron para otorgar el asilo al ex presidente boliviano; la autorización de asilo queda en el Ejecutivo vía las secretarías de Gobernación y Relaciones Exteriores.

Así está la ley. Pero las condiciones de nuestro país requieren de que la autorización de asilo político la otorgue o por lo menos la ratifique el Senado de la República.

Porque habrá casos peligrosos para la estabilidad nacional. Y Evo Morales es un caso peligroso para México.

Imagínenselo de consejero de cabecera del presidente Andrés Manuel López Obrador. O imagínenselo realizando recorridos por todas las entidades dando ruedas de prensa, reuniéndose con organizaciones sociales, y hasta custodiado por el Ejército Mexicano.

Está por demás recordar que los extranjeros tienen prohibido reunirse para asuntos políticos de nuestro país, pero basta con qué diga que nada más expone las razones de su salida de Bolivia para dar otro matiz a intenciones diversas.

El contexto hace necesaria una reforma a la ley de la materia para dar intervención al Senado de la República para otorgar o ratificar el asilo político.

También para especificar cuál es el “apoyo” a brindar al asilado político; la ley alude a apoyos para sus necesidades básicas. Y en el caso de Evo Morales se ha dado más allá de lo elemental, según parece.

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Correo: rosyrama@hotmail.com

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