Rosy RAMALES
Prácticamente en la víspera de cumplir 2 años como Gobernador de Oaxaca, que se cumplen el 1º de diciembre, Salomón Jara Cruz anunció cambios en su gabinete, aunque no precisó en qué secretarías, subsecretarías, direcciones, coordinaciones o/y dependencias de menos rango.
Hacen falta los cambios. No porque la opinión pública lo diga, sino porque siempre es necesario oxigenar el gabinete, y el mandatario empiece su tercer año de gobierno con un equipo renovado en parte, con colaboradores con mejor disposición de alcanzar las metas trazadas por Salomón Jara, sobre todo en su Plan Estatal de Desarrollo.
Siempre hace falta el ‘ojo nuevo’ y más esfuerzo en aquellas áreas donde se presenten fallas, o donde se necesite de colaboradores con más capacidad, o donde la persona funcionaria se haya convertido en un problema.
Eso, amén de los problemas creados por grupos ‘sociales’ que solamente buscan beneficios para ‘líderes’, o por persona que pretenden beneficios extra legales, o por personajes que buscan la desestabilización social para descarrilar al gobierno.
Y esos, seguramente están detectados tanto en las filas enemigas como en las filas amigas. Ah, porque en Morena se pintan solos en deslealtad y para ponerse el pie unos a otros.
Si bien el estado de Oaxaca es muy complejo social, política, económica y culturalmente, también algo puede estar fallando, porque problemas que deberían atenderse en las comunidades, en los distritos, en las regiones, no se atienden y estallan, a veces con la consiguiente manifestación.
Cuando esa parte de la izquierda oaxaqueña que ahora milita en Morena, era oposición solía decir que de nada servían los delegados de gobierno porque los problemas llegaban hasta la capital de la entidad hechos bomba, que tales delegados actuaban más como representantes del entonces partido gobernante, el Revolucionario Institucional (PRI).
¿Estará sucediendo lo mismo ahora con las Delegaciones de Paz del gobierno estatal? Sobre todo porque los problemas trascienden las fronteras regionales, se les salen de control y en ocasiones hasta los generan y en vez de llevar la paz llevan el conflicto.
Parece que en estas delegaciones se necesitan ajustes, así como en su respectiva coordinación, cuyo titular, Donato Vargas, se ha convertido en un dolor de cabeza para el gobierno porque sus actividades privadas han trascendido a la función pública, sin que esto significa que sea culpable de los delitos que le achacan.
Claro, tampoco el mandatario va a cambiar colaboradores por señalamientos en contra de éstos sin estar plenamente probados. Pero da la impresión de que este caso es problemático. Quien sabe qué pasa ahí.
Tal vez el Secretario de Gobierno, Jesús Romero López, necesita redoblar esfuerzos, llamar a cuentas a los funcionarios y funcionarias de las subsecretarías, direcciones, coordinaciones que dependen directamente de él.
La Secretaría de Salud está ácefela…bueno, hay una persona encargada, pero no titular desde la renuncia de Alma Lilia Velasco Hernández, a finales de agosto pasado. Una área donde se requiere un perfil médico-político; o sea, una persona con profesión en medicina y que al mismo tiempo sepa de política, además de administración pública, porque es un área muy compleja.
La Secretaría de Turismo no ha despegado totalmente. ¿O sí? Tal vez haya opiniones encontradas, que unos consideren que sí, otros que no. Seguramente la titular, Saymi Pineda Veslaco, ha puesto su mejor esfuerzo, pero algo falta. Igual y los resultados medibles son ideales para la administración pública estatal.
Un ejemplo: Con la apertura de la autopista Barranca Larga-Ventanilla, el turismo abarrotó Puerto Escondido, pero éste se encareció, se ve sucio, desordenado. Evidentemente, no todo es competencia de la Secretaría de Turismo, pero tiene que ver con la coordinación entre ésta, los prestadores de servicios y las autoridades municipales.
En fin, el gobernador Salomón Jara sabrá dónde hacer los ajustes, los cambios, sin que nadie se los sugiera más que su propio análisis sobre los resultados de todas las dependencias de su gabinete legal y ampliado.
Salomón Jara necesita colaboradores, colaboradoras, con lealtad a él, que se la deban a él, no al titular de la dependencia por amistad o relación de parentesco con éste. En la proximidad del tercer año de gobierno, el mandatario ya cumplió con las cuotas; ahora el gabinete tiene que se 100% de él.
Porque, además, el poder no se comparte. Ahí está AMLO como ejemplo, que no solo no compartió el poder, sino que lo concentró.
Vienen los tiempos de más resultados y más lealtad, porque entrando al tercer año empezarán a desatarse las fiebres sucesorias.
Por cierto, los cambios en el gabinete quizá marquen un momento oportuno para empezar a foguear al menos tres cuadros femeninos porque la sucesión pinta para mujer; en la Suprema Corte se cocina un proyecto para que así sea.
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