Rosy RAMALES
La postura inicial de la presidenta Claudia Sheinbaum de “serenidad y paciencia” frente a la imposición de aranceles del 25% a productos mexicanos por parte del gobierno de Estados Unidos de Donald Trump, no ha sido tibieza.
Su actitud prudente, ha sido estrategia.
Estrategia para medir a su homólogo, para esperar la reacción de sectores productivos y consumidores estadounidenses, pues los aranceles también pegan a éstos; y para ganar tiempo para armar la respuesta que iba a dar en el zócalo capitalino el próximo domingo en una asamblea informativa.
Ya no habrá tal, porque la estrategia de Sheinbaum generó frutos: La reversa de Trump a la aplicación de los citados aranceles. Aunque en ello, es evidente, influyó también la presión de los altibajos en la bolsa de valores y el riesgo inflacionario para Estados Unidos. Y como Donald tampoco es suicida, relajó su postura.
Claro, sin quitarle el mérito a la presidenta Sheinbaum, cuya actitud inicial también generó la imagen de no saber qué hacer inmediatamente, de miedo ante Trump por no asumir una postura de dimes y diretes. Pero, en mi opinión, ha defendido a México con mesura, valentía y poniendo por delante el respeto a la soberanía.
Ya lo dijo don Benito Juárez “el respeto al derecho ajeno, es la paz”.
Al menos por el momento, porque la reversa de Trump tampoco representa una paz arancelaria duradera; es de aquí hasta el próximo 2 de abril, fecha en que promete la imposición de aranceles recíprocos entre Estados Unidos y otros países, incluido México. Mientras, nuestros productos gozarán del amparo del TEC-MEC.
Vaya, Donald trae a México a punta de tronido de dedos: “Quiero esto, y esto y esto, a la de ya”. Y si no queda satisfecho, vuelve a tronar los dedos.
El hubiera no existe, pero si los responsables del Primer Piso de la Cuarta Transformación hubiesen combatido el tráfico de fentanilo y controlado el paso de migrantes, sería distinta la relación con Estados Unidos de Trump o de cualquier otro presidente estadounidense que está en su derecho de proteger los intereses de su país.
Vaya, son dos temas que debieron atenderse por el propio bien de México. Pero dejaron la papa caliente en la cancha del gobierno de la presidenta Sheinbaum, a quien seguramente, le ha servido de mucho su capacidad analítica de científica para enfrentar a Trump.
En fin, habrá que esperar la pausa arancelaria, a ver si Donald no sale otra vez con que México “quiere hacer feliz” a Estados Unidos, pero no ha hecho lo suficiente. Aunque este jueves la presidenta Sheinbaum, le mostró resultados y con las propias cifras estadounidenses.
Quizá la presidenta Sheinbaum ha hecho más en lo que va de su sexenio en cuanto a los temas que le preocupan a Estados Unidos, que sus antecesores (plural).
Tampoco quiera Trump que México haga toda la tarea. Porque como dice la filosofía popular, “tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata”. Entonces el gobierno de Trump está obligado a reconocer las fallas de Estados Unidos en el fácil acceso de drogas y migrantes a suelo gringo.
TRATO AL SECTOR PRODUCTIVO
En el Primer Piso de la Cuarta Transformación trataron con la punta del pie al sector productivo del país, frenando incentivos fiscales e implementando medidas punitivas en el rango de delincuencia organizada. Está bien, había que poner cierto orden. Sin embargo, pasaron a rasero a los justos.
Ahora, el Segundo Piso de la Cuarta Transformación necesita del sector productivo. Ahí estuvieron los empresarios con la presidenta Sheinbaum, buscando respuestas y alternativas a las pretensiones arancelarias de Trump; la respaldaron. Obvio, velando por sus propios intereses, pero la respaldaron.
El sector productivo es clave en el desarrollo económico y social del país; una cosa va de la mano de la otra. Y la Presidenta lo necesita para concretar el Plan México. Entonces debe cambiar el trato a dicho sector; si no de apapacho, sí de respeto y de atención.
TRATO A LA OPOSICIÓN
Trump consiguió que gobernadores de oposición aglutinados en la Conago dieran su respaldo a la presidenta Claudia Sheinbaum. Los partidos políticos opositores mantuvieron cierta distancia, quizá sentidos con el trato recibido en el Primer Piso de la 4-T. Entonces, parece necesario mantener el trato de respeto a las minorías.
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