Rosy RAMALES
Los municipios de nuestro país nunca tienen recursos suficientes para realizar obras de gran impacto, empezando por las que resuelven problemas vitales como las relativas al agua potable. Quizá tengan solamente los municipios grandes, pero aún así el dinero nunca sobra y siempre hace falta.
Y el presupuesto municipal se pulveriza, máxime si los municipios recaudan poco y reciben menos por parte de los gobiernos estatales. A eso súmele las paupérrimas participaciones y recursos de los distintos ramos federales; amén del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS).
Por eso, parece atinada la propuesta de la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo de juntar los recursos municipales, estatales y federales para atender el acceso al agua y al saneamiento mediante un plan maestro nacional y municipal.
Es una buena idea. Porque casi en todo el país, es un problema la falta de agua o el suministro deficiente. Y un municipio no puede resolverlo solo, ni tampoco un gobierno del estado para todos sus municipios, ni el gobierno federal para todo el país.
Por ejemplo, en la capital de Oaxaca escasea el agua. Hay un proyecto desde el sexenio del gobernador Ulises Ruiz Ortiz: Presa Paso Ancho, que consiste en construir la obra hídrica y llevar el agua desde este lugar, localizado en comunidades de la Sierra Sur, hasta los municipios de la zona metropolitana oaxaqueña.
El proyecto de plano fue clausurado por la Profepa en el 2012. De esas cosas en que las propias dependencias le ponen el pie al gobierno, sobre todo si pertenecen a partidos políticos diferentes. Para entonces en Oaxaca ya gobernaba Gabino Cué (ex priista y emanado de un híbrido izquierda-derecha-centro izquierda) y Enrique Peña Nieto del PRI acababa de asumir la presidencia de la República.
El peñista Alejandro Murat Hinojosa ni se asomó al tema durante el tiempo en que gobernó Oaxaca; una entidad cuyas necesidades ni conocía, como tampoco sus municipios, porque es originario del Estado de México.
El actual gobernador Salomón Jara Cruz (de Morena) planteó retomar el proyecto Paso Ancho y, al parecer, es un proyecto en el escenario de la presidenta Claudia Sheinbaum. Y como la obra beneficiaría a la capital de Oaxaca y demás municipios de la zona metropolitana oaxaqueña, pues todos pueden juntar voluntades y recursos, sumando además recursos federales y estatales.
Suponemos que la presidenta Claudia Sheinbaum pretende trabajar conjuntamente en proyectos similares. Ya lo dijo Homero: “La unión hace la fuerza”. O como lo dijo Alexandre Dumas en su novela Los tres mosqueteros: “Todos para uno y uno para todos”.
A ver qué dicen los municipios.
Porque tampoco pueden obligarlos a conjuntar esfuerzos y presupuesto. Hay una autonomía municipal constitucional de por medio.
Incluso, algunos municipios pueden considerar el llamado de la Presidenta de México como control, más que para juntar recursos. Aunque buena parte de los 2 mil 478 municipios del país, están en poder de Morena y de los partidos aliados; otro tanto son de usos y costumbres o sistemas normativos indígenas (como los 417 de Oaxaca de un total de 570).
El llamado no es solamente para juntar recursos para obras de agua potable, saneamiento y Caminos de Paz, sino también juntar voluntades, estrategias y acciones en seguridad pública.
Tampoco es mala idea; por el contrario, es necesaria una coordinación de las fuerzas de seguridad pública para combatir al crimen organizado y reducir los índices de delincuencia común y de alto impacto.
Lo anterior suena a parte de un todo: Agua, saneamiento, caminos, infraestructura de todo tipo; incluso en los municipios indígenas, los cuales ahora recibirán recursos directos del FAIS (según se entiende). Todo lo que necesita un país para ofrecer las condiciones necesarias a inversionistas del Plan México, aunque la principal es la paz y la estabilidad (no violencia, no crimen organizado, no bloqueos, no rechazo de falsos grupos sociales a las inversiones).
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