Tal como lo dijimos aquí hace quince días, el próximo 26 del mes en curso el panismo oaxaqueño (lo que queda de éste) tiene la posibilidad de elegir entre la sobrevivencia o extinción del PAN en la entidad; extinción si la dirigencia estatal queda en manos de personas emisarias de quienes han hecho del partido modus vivendi.
Son 3 las candidatas:
Rosario Ramírez, quien fue tesorera del Comité Directivo Estatal cuando lo presidió Natividad Díaz Jiménez, actual diputada local que hábilmente conformó una bancada “plural” , pues no se asumió legisladora del PAN dado su proceso de expulsión (el cual aún no concluye). Por cierto, ningún diputado en solitario recibe los recursos que recibe conformando bancada.
Claudia Ayala, propuesta de Juan Mendoza Reyes, camarada de Naty Díaz. Según que ambos actualmente son rivales, pero panistas consideran rivalidad pactada para luego continuar trabajando juntos una vez ganada la presidencia del partido.
Y Perla Woolrich, actual presidenta del Comité Directivo Estatal, pero con licencia para competir por la reelección, con el respaldo de una parte del panismo de cepa; porque otra parte se ha ido con alguna de las otras dos candidatas.
Naty Díaz tiene un pié en el PAN y otro en Morena. Primero porque no ha sido expulsada de Acción Nacional, su proceso de expulsión está detenido porque hizo amistad con el actual dirigente nacional, Jorge Romero; segundo, porque su actuación como diputada local es abiertamente a favor de Morena.
Hasta Leonardo Díaz Jiménez tiene puesto en el gabinete estatal ampliado; en la Legislatura anterior, siendo diputado del PAN se declaró independiente.
Y también tienen el poder ejuteco mediante la vía guinda.
Nada de pecado tiene coincidir con Morena. Lo pecaminoso se encuentra en el juego de doble vía. Naty ha sabido jugar muy bien; muy hábilmente ha engatusado a los morenistas, quienes olvidan la máxima: Quien traiciona una vez, traiciona siempre.
Lo peor de todo es que la militancia del PAN sabe de los aviesos juegos internos, sobre todo la militancia empoderada, y aún así respaldan a quienes prácticamente han cavado la tumba de Acción Nacional en Oaxaca, a menos de que éstos piensen en revitalizar al partido usando a Morena.
Sería mejor la extinción de Acción Nacional, algo así como la muerte por compasión, que vivir como partido sátelite de Morena; la derecha incrustada en la izquierda.
Uno de los dos terminaría en optar por la traición.
Y ciertos panistas son bastante proclives a la traición. Allá de los morenos.
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