Rosy RAMALES
Rosario Ramírez Hernández ganó de manera contundente la elección interna a la presidencia del Comité Directivo Estatal del PAN, quien obtuvo mil 943 votos contra 331 alcabzados por Claudia Ayala Pérez y 192 por Perla Woolrich Fernández, de un total de 2 mil 524 votos emitidos.
Imagínense, una dirigencia electa por tan escasa votación, pero igual de escaso es el padrón panista oaxaqueño: 3 mil 755 aliliados. Vaya, Acción Nacional no es nada competitivo en el estado de Oaxaca; con tan pírrica membresía en las elecciones populares le apuestan al voto ciudadano, pero ni así jala por malas candidaturas.
Por eso, por su escasa membresía, minímo trabajo político, y falta de estructura electoral, el PAN en Oaxaca solamente ha ido por curules plurinominales. Con eso se ha conformado. Desde hace por lo menos 15 años, quien sabe en qué ha invertido su financiamiento público; tal vez en todo, menos en vida interna y elecciones.
La última elección gloriosa del panismo oaxaqueño, fue cuando Pablo Arnaud Carreño resultó presidente municipal del municipio capital: Oaxaca de Juárez. Fue un candidato con perfil ciudadano y buen munícipe.
Con sus honrosas excepciones, las dirigencias estatales de Acción Nacional no han estado a la altura de este partido político, ni a la altura de las necesidades de la cudadanía oaxaqueña. Su mejor época fue cuando se situó como segunda fuerza electoral (hace mucho tiempo); hoy se encuentra entre las últimas.
Imagínense, en las pasadas elecciones de diputaciones locales, solamente obtuvo una diputación plurinominal asignada a Natividad Díaz Jiménez, a quien la dirigencia nacional de ese momento le inició un proceso de expulsión por haber votado a favor de la reforma al Poder Judicial; proceso en suspenso. De ahí, ella conformó una bancada “plural” junto con una diputada ex priista y una diputación prestada de otra filiación política; así, Acción Nacional se quedó sin representatividad en el Congreso del Estado.
En fin, retomando el tema: Rosario Ramírez Hernández ganó la elección interna, salvo que alguna de sus contrincantes impugne y la revierta, lo cual se ve difícil porque ganó con amplio margen del total de votación.
Rosario, en caso de quedar firme, tendrá dos retos:
Primero: Quitarse el sello de Naty Díaz, de quien fue su tesorera cuando ésta presidió el Comité Directivo Estatal. Incluso, sus contrincantes la señalaron como candidata de la diputada, quien hasta ahora se ha mostrado muy afín a Morena; y quien sabe si con el resultado de la elección panista, vuelva a asumirse como militante del PAN.
Segundo: Hacer crecer a Acción Nacional en la entidad oaxaqueña, o por lo menos conseguir el porcentaje de votos que le permita a este partido político mantener el financiamiento público estatal.
La militancia panista deberá conceder a Rosario el beneficio de la duda, al menos lo tiene por parte de quienes votaron por ella. El resto quien sabe cual sea su decisión: Si continuar en el PAN y sumarse a ella tras la derrota de las otras dos candidatas, o abandonar el partido, donde ya no se sienten representados y ven el riesgo de un partido sátelite de Morena, al menos en Oaxaca.
Hasta ahora es un mito el que Rosario obedezca a Naty Díaz para seguir teniendo el control de Acción Nacional en la entidad, con todo lo que representa: Financiamiento, candidaturas y poder político.
A ver si no pasa como con Perla Woolrich, que llegó a la dirigencia estatal del PAN respaldada por Naty Díaz y Juan Mendoza Reyes, pero no se dejó manipular y, ¡zaz!, vino la ruptura.
Rosario parece una mujer inteligente y valiente; lo es, desde el momento en que compitió y ganó como haya sido. Habrá que esperar su desempeño: Si luce con luz propia, o desluce con sombras.
Lo ideal sería que todas y todos los panistas oaxaqueños se mantuvieran unidos.
A ver qué pasa.
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