Rosy RAMALES
Corría el mes de enero de 2015 cuando Sandra Domínguez Martínez acudió a la sede nacional del entonces su partido, el Revolucionario Institucional (PRI), buscando hablar con alguno de los miembros del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), previo a la aplicación del examen de conocimientos generales a aspirantes a una candidatura a las diputaciones federales.
La recibió el Secretario de Organización, José Encarnación Alfaro Cázares. Un político sin el menor asomo de diplomacia para tratar el tema de las candidaturas; más bien se mostró como un político duro, sin miramientos para los jóvenes y para las mujeres priistas que no formaban parte de los “palomeados”.
Tajante, a bocajarro propuso a Sandra: “¡Te doy hasta hoy para que declines!”.
La joven indígena mixe sintió como un cubetazo de agua fría en la espalda, cuando ella había acudido en busca de auxilio ante la pretendida postulación de Cándido Coheto Martínez como candidato a diputado federal por el IV Distrito Electoral con cabecera en Tlacolula de Matamoros, pues según los mismos priistas el profesor corría el riesgo de perder la elección.
Sandra no podía creer que el propio Secretario de Organización del CEN del PRI le estuviera proponiendo declinar participar en el proceso interno de selección de candidaturas. Alfaro fue muy determinante al advertir que todos reprobarían el examen, con excepción de Cándido.
Sandra insistió en apelar a la conciencia priista de Alfaro, haciéndo notar haber varios aspirantes a la candidatura, cuadros a los que nunca el PRI había dado la oportunidad o que venían trabajando fuerte en el distrito. Y por toda respuesta ella escuchó: “Ninguno de ustedes tiene la trayectoria de Cándido”.
Además recibió la orden de “alinearse”. Caso contrario: “Las puertas del PRI están muy grandes… Esto es institucional”.
Sandra sintió una gran impotencia. Y tal vez con la sangre rebelde de su raza mixe encaró a Alfaro: “¡Pues yo soy más revolucionaria que institucional!”
Y abandonó la oficina, no sin antes invocar a Luis Donaldo Colosio.
Al salir de la sede nacional de su partido, Sandra empezó a tuitear frases sueltas evidenciando el clarísimo fraude a la militancia con tan desaseado proceso interno, en este caso respecto de los distritos determinados por el método de Convención de Delegados.
Ya estando en Oaxaca fue llamada por dirigentes del Comité Directivo Estatal, quienes le dijeron: “Ya bájale, porque puede traer consecuencias…”
Pero Sandra no le bajó. Denunció los hechos.
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Retomé parte de aquél relato publicado el 19 de enero del 2015 en este portal, con aquellos hechos que valientemente Sandra me platicó para sacarlos a la luz.
Retomé parte de aquél relato para recordarla.
Y así la recuerdo: Rebelde, indomable, y como ella bien dijo, más revolucionaria que institucional; con espíritu de libertad más que seguir la disciplina ciega que caracterizaba a la inmensa mayoría de la militancia del PRI, entonces partido en el poder a nivel federal, no así en la entidad oaxaqueña.
Sandra tenía vena política.
En febrero del 2015, Sandra renunció al PRI y aceptó la invitación del PANAL como precandidata a la diputación federal.
Después, al parecer (porque perdimos comunicación), se dedicó a la defensa de los derechos humanos de sectores vulnerables, principalmente mujeres indígenas.
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Descanse en paz, Sandra Domínguez Martínez.
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Ayer lunes, en la conferencia matutina del gobernador Salomón Jara Cruz, el Fiscal General del Estado de Oaxaca, Bernardo Rodríguez Alamilla, informó de la localización sin vida de la activista Sandra Estefana Domínguez Martínez y de su esposo Alexander Hernández Hernández, reportados como desaparecidos el 8 de octubre de 2024.
Los cuerpos fueron encontrados el jueves pasado en dos fosas en un inmueble ubicado en el camino de terracería que conduce de La Ceiba a Unión Progreso, en Santiago Sochiapan, en el estado de Veracruz. Ahí se desplegó un operativo para dar cumplimiento a una orden de cateo del inmueble.
Las líneas de investigación que sigue la Fiscalía de Oaxaca apuntan a que fueron integrantes de células delictivas que operan en el estado de Veracruz, principalmente, las responsables de la desaparición de las víctimas.
Se trata, al parecer, de una pugna entre células delictivas.
El Fiscal Bernardo Rodríguez Alamilla precisó que Sandra fue una víctima colateral. O sea, ella era ajena a las células delictivas.
Fueron casi 7 meses de investigaciones, que incluso derivaron en hechos violentos por parte de miembros de células delictivas, con saldos rojos y en el que perdieron la vida tanto criminales como un policía. Investigaciones realizadas de manera coordinada por las fiscalías de Oaxaca y Veracruz, comisiones de búsqueda de personas, la Coordinación Nacional Antisecuestro y Guardia Nacional, entre otras instituciones.
Lamentablemente Sandra fue encontrada sin vida.
El caso no está cerrado. Hay una mujer vinculada a proceso y en prisión preventiva. La Fiscalía General del Estado de Oaxaca continúa con las investigaciones para determinar si hay más personas responsables de la desaparición y asesinato de Sandra y Alexander.
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El gobernador Salomón Jara Cruz lamentó el asesinato de la activista y esposo. Y ofreció que no habrá impunidad en el caso.
Y reconoció el trabajo profesional realizado por la Fiscalía General del Estado de Oaxaca a cargo de Bernardo Rodríguez Alamilla, así como de las demás instituciones estatales y federales, en las investigaciones sobre la desaparición de Sandra y esposo.
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