Rosy RAMALES
Habrá renovación en el Comité Ejecutivo Estatal (CEE) de Morena en Oaxaca, como en casi la totalidad de dirigencias locales del país del partido guinda.
Aunque en Oaxaca no es cambio total, sino solamente en tres cargos: Presidencia, Secretaría de Mujeres y Secretaría de Comunicación.
Porque las reglas internas obligan a los cambios cuando quien ejerce un cargo en el partido, va a otro de carácter legislativo o público. Entonces, como Benjamín Viveros Montalvo y Lizett Arroyo Rodríguez asumirán diputaciones en la Legislatura local a instalarse a mediados de noviembre, y como Naty Poob Pijy Jiménez Vásquez ya ejerce la diputación federal, entonces proceden las sustituciones respectivas.
Y para ello, Morena celebrará una sesión de Consejo Estatal a finales de noviembre para elegir a quienes deben desempeñar esos tres cargos del CCE oaxaqueño. Porque Viveros, Lizett y Naty no pueden desempeñar los dos cargos al mismo tiempo; la normatividad interna los obliga a renunciar a uno de los dos, o a separarse.
¿En qué momento? ¿Tan luego hayan tomado posesión del otro cargo popular? ¿O una vez hecha la elección de las personas sustitutas para los cargos partidistas?
Pues ya falta solo un mes para la elección interna, y para cuando Viveros asuma como diputado local, faltarán 15 días, lo mismo en el caso de Lizett; tal vez se queden esos 15 días.
Y Naty quizá se separó del cargo partidista a finales de agosto, porque en septiembre empezó su función como diputada federal; por cierto, es la presidenta de la Comisión de Pueblos Indígenas y Afromexicanos, una presidenta muy joven y combativa.
Aunque en el caso de Lizett hay un trascendido: Que tiene el propósito de separarse del cargo legislativo, no del cargo partidista, lo cual implica solicitar licencia a la diputación en la próxima Legislatura (que obtuvo por reelección) o ni siquiera asumirla.
Qué extraño, ¿no? ¿Miren que dejar el honor de la representación popular por desempeñar un cargo en Morena? Bueno, la formación de mujeres en las filas de un partido político, así como estar al pendiente de sus derechos, también es honroso.
¿No será que Lizett aspire a apuntarse para presidir el Comité Ejecutivo Estatal de Morena?
Por cierto, siguiendo la alternancia de género dada en el Comité Nacional, debe darse la alternancia en el Comité Estatal, salvo que las normas internas dispongan otra cosa.
Pero si fuese el caso, Morena debería aprovechar la coyuntura para poner a una mujer al frente del Comité Ejecutivo Estatal rumbo a la sucesión del 2028. O sea, una mujer con perfil de candidateable. La presidencia estatal morenista es un espacio de oportunidad para que el grupo en el poder local vaya posicionado a una mujer para el relevo en la gubernatura de Oaxaca.
Primero porque la tendencia es abrir el paso a mujeres para que la próxima gubernatura la ejerza una mujer. Luego porque la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación observó hacer efectiva la paridad sustantiva, y en la Suprema Corte de Justicia de la Nación buscan la manera de obligar a la alternancia, aunque no encuentran cómo.
Y luego porque siendo una mujer la Presidenta de México, seguramente promoverá, en su partido, la postulación de mujeres en las entidades federativas donde no ha habido gobernadora, como en Oaxaca, donde, por cierto, priistas se colaron a las filas morenistas con la aspiración de obtener la candidatura guinda a la gubernatura. Imagínense, tantos años de lucha de la izquierda, para abrirle el paso a lo mismo.
No les vayan a comer el mandado a las mujeres de Morena, las ahora ex priistas; aunque al afiliarse a Morena adquieren los mismos derechos que las militantes de cepa.
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