Oscar Guerra/Politólogo. Twitter: @scarguerra
Nuestro país atraviesa por una profunda crisis, se encuentra en un momento difícil, en un ambiente complicado en donde la corrupción, la impunidad, la injusticia y un largo etcétera, se han convertido en prácticas cotidianas en el ejercicio del poder.
En este contexto, los mexicanos acudiremos a las urnas este domingo 7 de junio para elegir a 500 diputados federales que nos representarán los próximos tres años en la máxima tribuna del país, lo que a todas luces, no es un asunto menor.
En el caso particular de nuestro estado, en el ambiente electoral se presentan dos fenómenos que amenazan las elecciones intermedias de este año. Me explico.
En primer lugar, se asoma el abstencionismo, un fenómeno que se encuentra estrechamente vinculado al desencanto ciudadano respecto a la actividad política. Se trata de un malestar general hacia los partidos, los cuerpos legislativos, los políticos, para ser más exactos, hacia la política.
El abstencionismo se presenta en cada elección, eso lo sabemos y también se sabe que el porcentaje del fenómeno aumenta en las elecciones intermedias, en donde por lo general existe escaso interés y poca afluencia ciudadana a las urnas. No es algo nuevo, recalco, pero cada vez preocupa más, porque en cada votación el porcentaje aumenta, este comportamiento electoral se observa desde 1991.
En estas elecciones se proyecta que habrá un 60 por ciento de abstencionismo, es decir, que de los cerca de 3 millones de ciudadanos (2 millones 718 mil 834) registrados hasta el 20 de marzo, en la lista nominal del INE, en el estado de Oaxaca, solamente acudirán a las urnas, en el mejor de los escenarios, 1 millón 87 mil 533 ciudadanos oaxaqueños.
Sumado a esto, se presenta otra amenaza que de aplicarse, inhibirá aún más la participación ciudadana, afectando severamente la realización de los comicios; me refiero al boicot anunciado por los profesores integrantes de la sección 22, pertenecientes a la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), quienes acordaron en su última plenaria, boicotear las elecciones a diputados federales. Situación que complica, aún más, el escenario electoral.
De acuerdo al anuncio realizado por los maestros de la CNTE, desde ahora, bloquearán los 11 consejos distritales del INE, así como la sede central en la capital oaxaqueña, además de impedir la instalación de casillas en las escuelas públicas de educación básica que se encuentran bajo su control.
Con esta medida, el magisterio oaxaqueño espera que el gobierno federal y estatal, abandonen su pretensión de aplicar la reforma educativa en Oaxaca, exigiendo para evitar sus acciones, la aprobación de la ley presentada al Congreso Local.
Desde esta perspectiva, ni el abstencionismo, mucho menos el boicot a las elecciones, representan el método efectivo para la solución de los problemas que nos aquejan y por el contrario, afectan gravemente nuestro sistema democrático.
En este asunto, algo queda claro, no acudir a votar, sólo deja en manos de los que votan la decisión de quiénes nos van a representar en la Cámara de Diputados en los próximos tres años. Para decirlo con otras palabras, no acudir a las urnas es dejar que otros decidan el rumbo del país y eso, a mi entender, es un gravísimo error.
Quienes pretenden impedir que los ciudadanos ejerzan su derecho legítimo al voto, no dimensionan el daño que provocaran de no celebrarse los comicios federales, de no existir autoridades electas, de producirse un vacío de poder, un caos mayor podría apoderarse del estado y, con ello, nuestros problemas se maximizarían en lugar de erradicarse.
Sin duda, Oaxaca se encuentra frente al peor de los escenarios.
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