Rosy RAMALES
Con la transición en la presidencia del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) eran de esperarse ciertas diferencias entres consejerías electorales, ya en funciones a la llegada de Guadalupe Taddei y nuevas, electas junto con ella por la Cámara de Diputados mediante el procedimiento al azar previsto en la Constitución Política.
Pero esas diferencias han tomado un matiz de división profunda entre las consejerías y entre éstas y la consejera presidenta, a quien le ha resultado difícil tomar completamente el timón del INE en lo que a sus facultades se refiere, pues hay que tener presente que el Consejo General es el órgano de máxima decisión del Instituto.
O sea, las decisiones son en colegiado. Pero esto tampoco significa que las consejerías deban trabar el funcionamiento de los órganos centrales del INE hasta que Tadeei acepte sus condiciones, reglas y propuestas para nombrar a los funcionarios ejecutivos del Instituto que han venido funcionando con encargadurías.
Ni es al revés: Que Taddei meta capricho en el nombramiento del funcionariado porque es su facultan hacer las propuestas, y que el encaprichamiento lleve a la parálisis a direcciones ejecutivas, coordinaciones, Junta General Ejecutiva y Secretaría Ejecutiva, afectando la marcha del Consejo General y el desarrollo de la organización de las elecciones del 2024.
Las decisiones colegiadas son en consenso. Ya ni siquiera en unanimidad, sino en consenso de la mayoría de las personas integrantes del Consejo General con derecho a voz y voto: 11 (diez consejerías electorales y la consejera presidenta).
Lo que se está viendo en el Consejo General del INE se ha visto en diversos Organismos Públicos Locales (Institutos Estatales Electorales): Las consejerías hacen bloques, uno está en contra de la consejera presidenta o del consejero presidente, y el otro, a su favor. Igual se pelean por el control de direcciones ejecutivas, unidades, coordinaciones y sobre todo de la Junta General Ejecutiva.
En algunos OPL, las consejerías llegan al grado de poner titulares de direcciones ejecutivas y demás áreas; o la consejera presidenta o el consejero presidente llega al grado de romper la interlocución con las consejerías electorales. En ambos casos en aras de controlar el órgano electoral y el presupuesto.
Situaciones como las anteriores en ocasiones derivan en la solicitud de consejerías al INE para remover a la persona titular de la presidencial del OPL; o viceversa.
Ahora el Consejo General del INE al parecer atraviesa por una situación similar que pone en riesgo la credibilidad de la institución que por alrededor de 20 años ha dado estabilidad al país en la renovación de los órganos de gobierno de elección popular. Y lo más delicado en este momento: Pone en riesgo la organización de las elecciones del 2024.
Faltan casi cinco meses para la celebración de la jornada electoral y es la hora en que, tras la designación de Taddei como consejera presidenta, esta y las consejerías electorales no consiguen el consenso para nombrar titulares de las áreas que vienen funcionando con encargadurías, entre éstas la Secretaría Ejecutiva, clave en el funcionamiento del Instituto y del Consejo General.
Y por si fuera poco, se han generado renuncias de funcionarios, siendo la más reciente la de Jorge Humberto Torres Antuñano al cargo de Coordinador General de la Unidad Técnica de Servicios de Informática del INE.
¡En pleno proceso electoral!
En una institución de la naturaleza del INE siempre es buena la oxigenación. Es decir, el cambio de personas en áreas clave. Pero también la permanencia de personal avezado hasta cierto plazo o condición. Por eso las consejerías se renuevan de manera escalonada, por eso la facultad del Consejo General de aprobar a determinado funcionariado, por eso también existe un servicio profesional.
En fin, va siendo hora de conseguir el consenso entre las consejerías del INE y la presidenta Taddei, quien no podrá trabajar a plenitud sin personas de su confianza en las áreas para las cuales tiene la facultad de proponer titulares, pero tampoco podrá trabajar si las consejerías desconfían de las propuestas.
Ojalá sirva de algo el recién aprobado mecanismo extraordinario para garantizar la oportuna integración y debido funcionamiento de los órganos centrales de la autoridad electoral. Mecanismo que, por cierto, no señala la ley, pero pudo haberse previsto con antelación en un reglamento.
En fin, el pleito puede generar desconfianza de la ciudadanía en el INE y hasta la sospecha de influencias externas sobre cada bloque de consejerías.
OTRO GOLPE PARA XÓCHITL
Como si el horno estuviera para bollos para la precandidata de la coalición PAN-PRI-PRD, Xóchitl Gálvez Ruiz (quien no acaba de meterse con firmeza al juego electoral), le viene otro golpe más, al menos mediático: La renuncia de Silvano Aureoles como parte de su equipo.
Según Silvano, miembro fundador del PRD, ha sido objeto de “constantes descalificaciones” en “varias reuniones privadas” por parte de Xóchitl.
No especificó cuáles y por qué.
Quizá la precandidata busca poner orden y Silvano tiene la piel muy sensible. O viceversa.
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