Rosy RAMALES
En círculos morenistas ven viable la candidatura presidencial de Marcelo Ebrard Casaubón por las siguientes razones: Por su experiencia política y en la administración pública; por su buena relación con los gobiernos de los Estados Nacionales; por su lealtad a Andrés Manuel López Obrador.
Es probable. Pero de eso, deben convencer a ‘ya saben quién’.
Amén de la viabilidad política, es indiscutible su experiencia, no en vano ha sido Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, donde antes fue Secretario de Desarrollo Social y de Seguridad Pública siendo AMLO el titular de la jefatura. En cuanto a experiencia política, fue diputado federal y ha pasado por diversos partidos: PRI, del Centro Democrático (PCD), PRD, Movimiento Ciudadano y Morena.
Incluso, en su libro “El camino de México” el capítulo 27 lo dedica a un resumen de su vida y trayectoria: “Un recorrido a cuatro décadas de preparación”.
De la buena relación diplomática seguramente aprendió la teoría en el Colegio de México, de donde egresó como Licenciado en Relaciones Internacionales. O sea, no es ningún improvisado en la materia. Además, su personalidad refleja la de una persona seria, resuelta, decidida, firme.
Pero quien trae la venia presidencial para la sucesión parece ser Claudia Sheinbaum Pardo, actual jefa de gobierno de la Ciudad de México. Aunque en el equipo del canciller consideran que cuando llegue el momento de las definiciones, el tabasqueño habrá de tener en cuenta cuando Marcelo declinó su candidatura en favor de Andrés Manuel a la jefatura de gobierno capitalina.
¿Será que AMLO lo recuerde, pero sobre todo que lo tenga presente? Es impredecible. Por si acaso, en su libro Marcelo alude a dos momentos de apoyo al tabasqueño; escribió:
“Puesto en la disyuntiva de retener el 5% de la votación del DF y ver el triunfo del PAN en la capital, fui congruente y resolví respaldar a Andrés Manuel López Obrador en las elecciones para la jefatura de Gobierno del DF en 2000”.
“Llevo 23 años al lado de Andrés”.
“En 2011 le propuse a Andrés Manuel López Obrador una encuesta para determinar quien nos representaría a las izquierdas. Una vez llevada a cabo, resultó con una ligera ventaja en su favor y actúe en consecuencia dándole mi pleno respaldo”.
¿Pero qué no en Morena las candidaturas se deciden por encuesta? Ah, en ese y para ese caso el equipo de Marcelo anda trabajando a ras de tierra, construyendo una estructura propia, que no traen el resto de las ‘corcholatas’ guindas presidenciales.
Eso puede ser cierto. El equipo de Ebrard ha revivido el Movimiento Progresista, quien sabe si como aquella asociación civil de 2014, pero en base a éste viene construyendo una estructura propia en todo el territorio nacional mediante coordinaciones regionales.
Aunque Ricardo Monreal Ávila también intenta hacerse de estructura de él mismo. Por su parte, Claudia Sheinbaum se apoya más en la estructura de mandatarios estatales morenistas, salvo que sea mera percepción. Y Adán Augusto López Hernández camina como Secretario de Gobernación y hasta donde le permite el cargo.
Lo evidente es que Marcelo y Claudia, o Claudia y Marcelo, salen posicionados en el ánimo interno y externo rumbo a la sucesión presidencial. ¿Qué tanto? Hay encuestas donde ella sale muy delante del canciller; otras, donde se acorta la ventaja; y otras, donde casi van a la par.
Lo realmente importante para Morena y sus ‘corcholatas’ es que quien obtenga la candidatura guinda, se mantenga en la preferencia electoral.
Por cierto, el equipo marcelista estima que Ebrard “apenas despuntará”; en cambio Claudia ya está llegando al máximo entonces ya no tendría margen de crecimiento. Es un razonamiento interesante, considerando que el canciller no ha tenido todo toda la amplitud para recorrer el territorio nacional.
Lo hará cuando renuncie como titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores y se meta de lleno a realizar proselitismo político para convencer a morenistas y a la ciudadanía en general de representar la opción para la candidatura presidencial de Morena.
Claro, sin caer en violaciones a la normatividad electoral, porque entonces corre el riesgo de perder por ‘default’. Ya lo asesorará Santiago Nieto al respecto.
En fin.
“QUIERO SER PRESIDENTE DE MÉXICO, SÍ”
En la contra-portada de su libro, enuncia los por qués, como los siguientes:
“Porque mi ambición es que el país alcance al fin su máximo potencial”.
“Tengo la capacidad y la experiencia que ningún otro político posee para aprovechar la enorme oportunidad que hoy se presenta en nuestro horizonte para lograr finalmente que México crezca, reduzca su pobreza y logre ser una sociedad de bienestar y prosperidad compartida”.
Y en el capítulo 26 habla de una “época ganada”, entre 2024 y 2034.
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