DEL ZÓCALO A LOS PINOS: «No se trata solo de padecer una injusticia, sino conocer de otras…»

Raúl CASTELLANOS

“NO SE TRATA SOLO DE PADECER UNA INJUSTICIA SINO CONOCER DE OTRAS Y SENTIRLAS PROPIAS” –Marcos dixit-; “la lucha es como un círculo, se puede empezar en cualquier punto, pero nunca termina”; siempre será aire fresco reencontrarnos con el decir y pensar de Marcos; el pasado sábado reapareció en su renovada condición de subcomandante Galeano para homenajear a Luis Villoro, la espléndida crónica de “El País” narra cómo Galeano –Marcos- “equipado con una computadora que funciona con insultos y una impresora que sólo imprime lo que parece digno” escribió un cuento sobre la llegada a la cima del monte en medio de “un frío que mordía las mejillas como un amante obsesivo” de aquel señor mayor que traía barba de varios días y una camisa clara de cuello abierto, para solicitar su incorporación al EZLN; Marcos –Galeano- cuenta que “le respondió con un no diplomático, dándole variedad de motivos para que no se tomase la molestia de meterse en la guerrilla, motivos geográficos, matemáticos e interestelares entre otros, también le dijo que no les quedaban pasamontañas, pero el filósofo le respondió con un razonamiento lógico impecable, le explicó que si seguía poniéndose boina nadie notaría nada raro, mientras que con un pasamontañas, él, Luis Villoro, el discípulo de José Gaos, el investigador emérito del Instituto de Investigaciones Filosóficas, el ex embajador de México ante la Unesco, el miembro del Colegio Nacional, él, con la cabeza tapada por un pasamontañas así, don Luis Villoro, podría llamar demasiado la atención, Marcos trató de alegar demencia, pero el filósofo se salió con la suya y pasó a engrosar las filas del EZLN con el alias de Luis Villoro Toranzo, su nombre y sus apellidos reales, también como la boina para disimular”; Villoro, además, le pidió al entonces Marcos que no develase el secreto de su militancia –en el EZLN- hasta después de su muerte, lo cual ocurrió el fin de semana, Galeano –Marcos- les regaló la buena nueva a sus hijos y a su pareja, la filósofa Fernanda Navarro “tu papá fue guerrillero, el hombre a quién amó, señora, era un miliciano zapatista”; Chiapas estado de contrastes, es gobernado por un personaje que se asume como señor feudal, hacendado o capataz, además de promotor artístico, producto del surrealismo –político- a la mexicana, ese que según André Breton es “automatismo psíquico puro, dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral”; por ello y por muchas cosas más Marcos está más que vigente “¿de qué tenemos que pedir perdón? ¿de qué nos van a perdonar? ¿de no morirnos de hambre? ¿de no callarnos en nuestra miseria? ¿de haber aceptado humildemente la carga histórica de desprecio y abandono? ¿de haber demostrado al resto del país y al mundo entero que la dignidad humana vive aún? ¿de haber llevado fusiles de combate en lugar de arcos y flechas? ¿de ser mexicanos todos? ¿de ser mayoritariamente indígenas? ¿de llamar al pueblo mexicano todo a luchar de todas las formas posibles por lo que les pertenece? ¿de luchar por libertad, democracia y justicia? ¿de no seguir los patrones de las guerrillas anteriores? ¿de no rendirnos? ¿de no vendernos? ¿de no traicionarnos?; Marcos –Galeano hoy- escribió muchos textos dignos de ser citados permanentemente, como bien le respondió a Zedillo –el de “no traigo cash”- “no importa lo que está detrás de la máscara, sino lo que simboliza”, Marcos es, según Marcos “gay en San Francisco, negro en Sudáfrica, asiático en Europa, chicano en San Isidro, anarquista en España, palestino en Israel, indígena en las calles de San Cristóbal, chavo banda en Neza, rockero en CU, Judío en la Alemania Nazi, ombudsman en la Sedena, feminista en los partidos políticos, comunista en la posguerra fría, preso en Cintalapa, pacifista en Bosnia, mapuche en los Andes, artista sin galería ni portafolios, ama de casa un sábado por la noche en cualquier colonia de cualquier ciudad de cualquier México, guerrillero en el México de fin de siglo XX, huelguista en la CTM, reportero de nota de relleno en interiores, machista en el movimiento feminista, mujer sola en el metro a las 10 pm, jubilado en plantón en el zócalo, campesino sin tierra, editor marginal, obrero desempleado, médico sin plaza, estudiante inconforme, disidente en el neoliberalismo, escritor sin libros ni lectores y es seguro, zapatista en el sureste mexicano”; yo agregaría, perseguido político en el Gulag…¿alguien puede asegurar que esto ya está decidido?… RAÚL CASTELLANOS / RCMULTIMEDIOS.MX http://rcmultimedios.mx/politica/45074/del-zcalo-a-los-pinos#.VUhMZfqu9Yo.mailto

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