El Doctor en Derecho, Jacobo Domínguez Gudini, se pronunció por una reforma electoral integral que no solamente se ocupe de modificar las normas en materia estrictamente electoral sino que también aborde la parte política pues los nuevos tiempos que vive México reclaman impulsar cambios que modifiquen las relaciones de poder.
La discusión sobre si deben o no desaparecer los OPLES, dijo, es un falso debate pues lo que debe colocarse en primer plano es que tipo de sistema electoral requiere hoy nuestro país: o totalmente centralizado, en donde el INE asuma toda la responsabilidad y atribuciones de las elecciones federales y locales, o regresar al modelo de separar ambas elecciones para devolverle a los órganos electorales estatales su autonomía.
Invitado por la consultoría Ogmios, de reciente creación y en donde se han asociado profesionistas de diversas disciplinas para ofrecer servicios en materia electoral, ambiental y municipal, el académico de la Universidad Veracruzana sostuvo durante su conferencia “Elementos para una reforma político-electoral integral” que de cara a los nuevos escenarios políticos de México se requiere que con base en el consenso de todas las fuerzas políticas se impulse un nuevo modelo electoral que elimine la dualidad de fueros que vigente desde el 2014, se rediseñe las fórmulas de asignación de prerrogativas a los partidos políticos y se establezcan reglas más estrictas para frenar la violencia política en contra de las mujeres.
Al calificar de inconstitucional el actual modelo de financiamiento a los partidos políticos Domínguez Gudini propuso eliminar lo que llamó “doble tributación”, es decir, la coexistencia de un financiamiento federal y otro estatal .” Debe modificarse esta fórmula y también el hecho de tomar como referencia el salario mínimo para su cuantificación”, precisó.
Con la asistencia de magistrados electorales, diputados locales, representantes de partidos políticos y estudiantes de derecho electoral, el ponente se manifestó en forma reiterada porque los legisladores revisen a conciencia las debilidades del actual modelo electoral y valoren la posibilidad de una reforma integral que, además de revisar y modificar la fórmula de financiamiento a los partidos políticos, también se ocupen de otros aspectos torales como el respeto a la paridad de género, las atribuciones de los tribunales electorales federales y estatales y la violencia política en las jornadas electorales que ha acotado el acceso de las mujeres a cargos de representación popular.
(Cortesía)