Salomón PEREGRINO
“Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de perdición”.
No deja de llamar la atención que, una vez iniciado el calendario del proceso electoral 2016, el escenario político en Oaxaca continúe en ese ambiente enrarecido que beneficia a unos cuantos, enloquece a otros pocos y nos harta a todos los electores. La enorme falta de credibilidad ciudadana a la clase política, a esa que actualmente nos gobierna y a esa otra que está a la espera de poder retornar, se debe precisamente a lo anteriormente citado.
Hoy, entre los partidos políticos con mayor militancia en nuestra entidad, PRI y PRD, comienzan a filtrar la posibilidad de postular candidatos emergentes en la candidatura para Gobernador del Estado. Decayendo tal opción, entre los ahora llamados “terceros en discordia”. Yo me preguntaría, al igual que usted gentil lector, ¿en discordia de quien o de quienes? ¿Acaso esas o esos posibles candidatos emergentes, cuentan o han contado con la confianza y simpatía electoral que han logrado y siguen manteniendo con sólida firmeza los todavía punteros en sus respectivos partidos políticos? ¿Acaso en escasos 60 días de campaña proselitista serán capaces de lograr lo que no han podido durante toda su trayectoria política? ¿Acaso tendremos que votar, en caso de así decidir hacerlo, entre lo peor, lo malo o lo menos nefasto? Sencillamente, Oaxaca no se lo merece.
En la actualidad, Oaxaca no es un estado que merezca, ni aspire, a ser gobernado por “emergentes”. Mucho menos, por grises personajes que apenas y resultan medianamente conocidos entre la población. La improvisación ya no puede, ni debe, seguir siendo una opción de gobierno para nuestro pueblo. Quienes hoy detentan los hilos del poder político, en todos los ordenes y niveles de gobierno, lo ejercen por consentimiento nuestro. Sí, por nosotros; por usted y por mi. Porque las leyes, reglas y normas de nuestra democracia así lo establecen, para bien o para mal. Y si aún no se han largado varios que ya no merecen seguir medrando del erario público, es porque también no hemos hecho lo socialmente pertinente para que se vayan de una vez por siempre.
Ante la posibilidad de que se pueda suscitar tal circunstancia, resulta inevitable expresar lo que podría ser un malestar colectivo. Y es que, lo único capaz de superar a un régimen de corrupción e indiferencia, es el silencio complaciente y/o la actitud ausente de una sociedad que lo acepte.
Retomando el contexto inicial y bajo la premisa de un supuesto acuerdo de impunidad que Gabino Cué pudiera tener pactado con la federación, de excentarlo ante cualquier responsabilidad administrativa a cambio de colaborar para reintegrarle Oaxaca al PRI; entonces, este realizará todo lo posible para impedir que Benjamín Robles Montoya sea el abanderado oficial por el PRD. Así mismo, una perspectiva semejante en el caso del PRI. Si para el presidente Peña Nieto y para Manlio Fabio Beltrones, Oaxaca no representa una prioridad y oportunidad de gobernabilidad política, entonces también quedaría descartado Eviel Pérez Magaña.
El intenso trabajo que ambos Senadores han desplegado en todo el territorio oaxaqueño, se manifiesta claramente en todas las mediciones realizadas y que son del dominio público.
Las encuestas efectuadas durante los últimos meses, en su análisis a detalle arrojan una conclusión brutal a quienes no han logrado escalar hasta ese primer peldaño de preferencias: a pesar del enorme dispendio de recursos públicos a población abierta y en diversos medios de comunicación, para fortalecer las opiniones positivas entre el electorado, todos los posibles “candidatos emergentes” siguen en el fondo de la intención del voto ciudadano. En principio, porque muy poca los conoce realmente (verlos, no significa conocerlos). Y en segundo término, porque quienes realmente los conocen, fuera de su primer círculo de colaboradores, nadie con sano juicio les confiaría la gobernabilidad ni el presupuesto público de Oaxaca. ¿Habrá alguien más que ya se los haya dicho?
Todos los partidos políticos, sin excepción alguna, se mantienen y sostienen gracias al pago de impuestos que realizamos todos los contribuyentes. Y paradójicamente, la opinión de esa minoría que los dirige y administra frecuentemente va en sentido contrario al verdadero sentir de las mayorías que con toda seriedad deberían atender. Esta constante contradicción, nos lleva a concluir que la incertidumbre social y política respecto de quienes vayan a ser los candidatos oficiales a Gobernador del Estado, se mantendrá hasta el año entrante.
Desde mi particular opinión, yo veo inscritos los nombres de Eviel Pérez Magaña y de Benjamín Robles Montoya en la papeleta electoral que nos será entregada durante los comicios del primer domingo de junio del 2016. ¿Podrían ganar la elección de Gobernador el PRI o el PRD sin Eviel ni Benjamín? Claro que sí. Siempre y cuando ninguno decidida participar bajo otras siglas partidistas o de manera independiente. Una cosa sí puede ser segura para todos: si alguno de los dos decidiera ir por vías alternas, nadie les podría asegurar que obtendrían el triunfo electoral; pero a su actual partido político, sí le provocarían una dura derrota electoral. Si ambos llegaran a quedar fuera de las nominaciones internas y los dos buscaran rutas alternas, sin duda uno de ellos ganaría la elección.
Los partidos políticos tienen la libertad de nombrar candidatos sin necesidad de conceder importancia real a los electores. Sin embargo, los electores tendremos la libertad de nombrar Gobernador sin que nos merezcan la menor importancia los partidos políticos.
Gobierno y partidos políticos, parecen olvidar que la mayor garantía para ganar cualquier proceso electoral es postulando a quienes representan la mayor probabilidad de triunfo en las urnas. Hoy, no basta únicamente lograr candidaturas. Dicho con absoluto respeto, actualmente cualquiera puede llegar a ser candidata o candidato… Partidos políticos, hay de sobra. Ahí, que les den ese cobijo necesario a los “emergentes”.
Fuera de contexto: Después de superar gradualmente una complicación de salud que me mantuvo en inactividad total durante tres semanas, estamos nuevamente de regreso con la vitalidad que nos concede su amable atención.